Los juzgados por un lado y su propio partido por el otro. Posiblemente no era esto lo que Nadal esperaba cuando sucedió a Munar al frente de UM. Se veía a sí mismo como el líder llamado a crear una nueva Unió Mallorquina y ahora, además de por Can Domenge, se encuentra ante el riesgo de acabar como su antiguo compañero de filas Bartomeu Vicens, atrapado por el mismo caso Son Oms. Mientras la Justicia, con el apoyo de la Agencia Tributaria y del grupo de Delitos Económicos de la Policía, estrecha el cerco contra el conseller, este intenta recabar apoyos para el congreso extraordinario de UM al que le han forzado los críticos del partido. Desde luego, no es lo mejor para la imagen de un líder político que el juez intente aclarar sus vínculos y negocios con presuntos testaferros de Vicens. Pero la imagen de ese Nadal acosado aún es peor para el Govern del que forma parte: un conseller que, además de imputado por un caso, está siendo investigado por otro. Nadal podrá aguantar, claro. ¿Y Antich?.