El declinar de Casa Buades ha coincidido con la apertura de una factoría de grifos en la localidad china de Kaiping. El grupo Teka, propietario de la planta de Binissalem, inauguró en noviembre de 2006 una fábrica con capacidad para elaborar 2,5 millones de unidades en tres años.

El nuevo centro, emplazado en la zona económica del delta del río Perla, cerca de Hong Kong y Macao, manufactura un producto similar al de Binissalem. En los últimos dos años se ha "trasvasado carga de trabajo" desde la factoría mallorquina hacia el continente asiático, corroboraron a este diario fuentes próximas a la empresa.

El grupo Teka niega este extremo y sostiene que el expediente de regulación de empleo de Casa Buades responde exclusivamente al descenso de la demanda, sobre todo la española. La mitad de la producción de Binissalem se consume en el país y el resto se exporta al mercado americano. Para demostrar que no se trata de una deslocalización de la producción, la multinacional argumenta que la crisis afecta a toda su división mundial de grifería, que ha acabado el ejercicio con resultados negativos.

Más mano de obra

La fábrica de Kaiping recurre a procesos menos automatizados aunque la plantilla, cerca de 300 trabajadores, es mucho mayor que la de Binissalem y sus salarios inferiores, explicaron las fuentes consultadas por este rotativo. La instalación china dispone de una superficie de 14.000 metros cuadrados y a la cabeza se sitúa Arturo Baldasano, a su vez consejero delegado del grupo Teka y candidato a la presidencia del Real Madrid en las pasadas elecciones del club blanco.

El día de la inauguración, el presidente de la multinacional, el alemán Klaus Graf, y su segundo, Arturo Baldasano, recibieron los certificados del comité del Partido Comunista chino que les acredita como consejeros del comité asesor para el desarrollo de la ciudad de Kaiping.

Precisamente, Baldasano se trasladó ayer hasta Mallorca para mantener una reunión con los representantes de los trabajadores. A la salida de la entrevista, el gerente de la planta, Diego Recio, a los mandos de un deportivo azul y acompañado por el otrora aspirante madridista, protagonizó una maniobra peligrosa al salir a toda velocidad para escapar de las cámaras de televisión.