A la salida de Juan Francisco Gosálbez de los juzgados, sobre las cuatro de la tarde, se produjeron escenas de tensión entre algunos de sus familiares y allegados y los periodistas que cubrían la declaración judicial. Los reporteros gráficos recibieron duros insultos mientras estaban tomando fotografías e imágenes del detenido en plena calle cuando era conducido a cara descubierta hasta un coche policial, y un cámara fue zarandeado. Pese a que el propio Gosálbez llamó varias veces a la tranquilidad a los suyos, su padre y una acompañante se enzarzaron a gritos y amenazas con la prensa, llamándoles "carroñeros" y otras lindezas por el estilo, e incriminándoles por no ir a grabar "a la Munar o a Antich, en lugar de a un pobre desgraciado", en alusión a Gosálbez. Los dos agentes de la Policía nacional que custodiaban al arrestado tuvieron que pedir refuerzos e intervenir para evitar males mayores, advirtiendo incluso a los parientes con detenerles. El padre de Gosálbez se dirigió a un redactor de DIARIO de MALLORCA con intención de agredirle, y forcejeó con él para arrebatarle su cámara de fotos. Los agentes le redujeron y fue denunciado más tarde por el periodista.