"Tengo el puesto ideal para ti, que eres joven. Tendrás una buena paga, podrás hacer muchos viajes, y te llevará poco trabajo". Así le vendió Maria Antònia Munar -entonces todavía presidenta de UM- un cargo de gerente en el actual Govern a su concejal en Muro, el treintañero Rafel Gelabert, según dicen sus compañeros que él mismo cuenta por la sede. ¿El sitio? El consorcio de Turisme Jove, ahora en boca de todos. Éste es el concepto que tienen algunos políticos de los organismos públicos que ellos mismos han creado para sostener sueldos con nuestro dinero.

Claro que, visto lo visto, el anterior Ejecutivo de Jaume Matas no veía en estos entes públicos mucho más que simples agencias de colocación.

Esta semana se han visto los resultados de la pésima gestión del ex gerente Damià Amengual, digitado para el puesto por su amiga y ex consellera Rosa Puig para que se pudiera hacer oposición al sempiterno gobierno del PSOE en el pueblo de ambos, Algaida, con un sueldo de Palma.

Oficialmente, "Turisme Jove es un consorcio del Gobierno de las Islas Baleares que gestiona las instalaciones para jóvenes dentro del ámbito de la comunidad autónoma" y ofrece "productos y servicios orientados a facilitar y potenciar el turismo juvenil y el ocio alternativo (...)". Así se definen sus funciones en la web del organismo.

Toda una ironía, a juzgar por el ritmo de vida que se pegaba con cargo al erario público su anterior jefe de instalaciones y servicios, Juan Francisco Gosálbez, un joven que no ahorraba en lujos imposibles de alcanzar para el resto de jóvenes de estas islas.

Desde el lunes pasado, Juan Francisco Gosálbez duerme entre barrotes, acusado por la Fiscalía Anticorrupción de graves delitos, como la malversación de dinero público y el cohecho.

El fiscal Pedro Horrach ha tejido una acusación basada en cientos de facturas y decenas de testimonios.

Fue Juan Francisco Gálvez, conocido en el PP con el apodo de Moto, el que dio cancha a Gosálbez en el consorcio, hasta convertirlo en el mandamás de facto. El primero ocupó la gerencia de Turisme Jove de 2003 hasta principios de 2005, en que fue catapultado al puesto de director general de Juventud del Govern Matas. Antes de las últimas elecciones, se jactaba de que en esta legislatura sería el conseller más joven de la historia. Sin embargo, el viernes este cachorro de Nuevas Generaciones vio truncada su carrera política, pues si bien está en libertad con cargos, fue detenido por orden de la Fiscalía, y su domicilio registrado. Horas antes, Rosa Estarás le echó del PP con diplomacia, permitiéndole darse de baja para no expulsarle como a su amiguete Gosálbez. 

Con el salto de Gálvez a la dirección general, la ex consellera Puig tenía un problema: Quería colocar a Damià Amengual, pero no daba la talla para sustituir al joven ex gerente de Turisme Jove -en su declaración judicial del jueves, el de Pina dijo de sí mismo que "pintaba poco" y que el cargo le "venía grande"-. Pero Gálvez se lo puso en bandeja: "Consellera, tenemos a uno de los nuestros trabajando dentro, que conoce cómo funciona todo, y él puede llevar el día a día". Fue así como Juanfra -como se conoce a Gosálbez- acabó mandando en Turisme Jove más que el jefe, además con su consentimiento. Y haciendo de las suyas, como desvela la investigación.

Además de no escatimar gastos en dietas -Gosálbez y Amengual se dedicaron a pasar al consorcio facturas de gasolina, restaurantes, ramos de flores, hoteles de lujo, compras, etcétera-, el primero presuntamente urdió una trama para hacerse con la propiedad de un local en la Bonanova (Palma) desviando todos los costes a las arcas públicas. Lo adquirió a la familia Carbonell-Albertí -cuya hija María Reyes fue diputada del PP-, suscribiendo por ello un préstamo por valor de 638.000 euros. En vez de pedir una hipoteca joven, de las que entonces ofrecía el Govern de su partido, optó por métodos más perversos: creó junto a su pareja de hecho, María Auxiliadora Pérez de Algaba, una empresa fantasma -Grupo Fanodi Gestión SL-. Y así, sin figurar sobre los papeles, usó su influencia en el consorcio para abrir una oficina de información turística juvenil en su propio local.

El autoalquiler a Turismo Jove se cerró dos semanas antes de las últimas elecciones, por 4.500 euros al mes más IVA, hasta mayo del año 2019, amortizando así Gosálbez lo gastado en la adquisición. Por si acaso la buena racha se torcía en las urnas, blindó el contrato para que si el Govern lo rescindía unilateralmente antes de cinco años, le indemnizara con unos 300.000 euros. Como colofón, premió a los propietarios -¿en busca de una rebaja, tal vez?­- con otro arrendamiento a cuenta del consorcio de 13.000 euros al mes por unas oficinas en Vía Alemania, hasta 2016. En febrero de este año, Diario de Mallorca detectó la trama y la dio a conocer, incluso a los actuales responsables del Govern, que no la habían detectado.

Una vez interviene la Fiscalía, se detecta además el cobro de comisiones. Varios empresarios han reconocido que hincharon facturas a nombre del consorcio por indicación de Juanfran. La más llamativa es la del empresario Marcos P. M., que asegura haber reformado el local adquirido y autoalquilado por Gosálbez y haber facturado unos 182.000 euros, de los cuales 60.000 habrían ido a parar al bolsillo del cabecilla de Turisme Jove.

De todo esto, el gerente del consorcio dice que no se enteró. ¿A qué debía referirse, entonces, cuando en ocasiones los empleados de la oficina le escuchaban "qualsevol dia d´aquests, ens tancaran a tots!", antes de rubricar algún documento?

La esposa en trámites de separación ha repetido hasta la saciedad que no sabe nada de todo esto, que si aparece en los papeles fue porque Gosálbez le "engañó en lo profesional y lo personal". Se refiere a las juergas que el cerebro de la trama se dio también con gastos pagados. En cuanto al ex gerente Amengual, dice que siempre actuó a las órdenes de su superior Juan Francisco Gálvez. A su vez, el ex director general dice que ignoraba los negocietes de su amigo, y que nada tuvo que ver en ellos. Nadie sabe nada ahora, pero en su momento todos vivían a cuerpo de rey. "¿Le gustaban las langostas y el Johnny Walker a cuenta del contribuyente?", le preguntó el juez Antoni Rotger a Amengual, quien no pudo responder más que "fue sin querer". A buenas horas.