Juan Francisco Gálvez, el ex director general de Juventud durante el Govern de Matas que el pasado jueves por la noche quedó en libertad con cargos tras declarar por su presunta relación con la trama de corrupción en el consorcio de Turisme Jove, admitió ante el juez haber autorizado las operaciones investigadas por la fiscalía. El ex alto cargo del Partido Popular, que se ha dado de baja de la formación conservadora a raíz de este escándalo, manifestó que daba su conformidad para que firmara los contratos de alquiler de varios locales al gerente en aquel entonces, Damià Amengual, hombre de máxima confianza de Rosa Puig y que también pudo salir libre tras pagar una fianza de 12.000 euros.

Gálvez puntualizó que no era partidario de "dar órdenes" a Amengual ni a Juan Francisco Gosálbez, este último en prisión desde el jueves al ser considerado como el cerebro de la trama y el auténtico mandamás del consorcio donde ejercía de jefe de instalaciones y servicios. En ambos tenía depositada una confianza "absoluta", añadió. Sin embargo, el ex director general de Juventud reconoció ante los fiscales Anticorrupción Pedro Horrach y Miguel Ángel Subirán que en varios contratos de arrendamiento le había dicho al ex gerente que podía firmarlos, puesto que él estaba conforme. Según su versión, se lo había comunicado verbalmente a Amengual para que este los firmara. El que fue uno de los rostros más destacados de las Nuevas Generaciones del PP, en cuyo domicilio los agentes del Grupo de Delincuencia Económica de la Policía Nacional practicaron un registro, dijo que creía que todos los documentos eran correctos y que se había completado la tramitación de los expedientes. Gálvez confirmó que se despreocupaba de los "asuntos cotidianos" y que no llevaba un estricto control del consorcio de Turisme Jove, ya que confiaba plenamente en sus subordinados. Según su versión, nunca pidió revisar ningún expediente porque se fiaba del encargado de estos asuntos, Gosálbez. También confesó no estar al día de la penosa situación económica del organismo público. A pesar de su cargo de alta responsabilidad en la entidad, dijo que no era consciente de que pudiera haber una quiebra tan elevada. Además, destacó de forma reiterada que no se había llevado "ningún céntimo jamás".

Respecto a la relación que mantenía con sus subordinados, Gálvez, defendido por el letrado Tomeu Vidal, declaró que no había tenido problemas con el ex gerente, Damià Amengual, y que no se sentía traicionado por él. El antiguo director general de Juventud incluso apuntó que ponía sus "manos en el fuego" por él y que creía que les habían tomado el pelo. En cambio, fue más contundente cuando se refirió a Gosálbez, con quien le unía una amistad. Según su versión, al enterarse de que uno de los locales alquilados era suyo, se sintió "defraudado" y "engañado". Ahí, se rompió su hasta entonces absoluta confianza. También dijo que pudo ser él quien falsificó su firma en un contrato.