La crisis también se nota en las rebajas. "Nosotras hemos reducido el presupuesto a la mitad: 100 euros por persona", afirmaba ayer Diana Castro, en su día de rebajas con su hija. Isabel Nieto, que también iba de compras con sus familiares, confesó que el presupuesto que tenían era muy bajo. "Como te vayas de viaje, no te puedes ir de rebajas", insistió antes de continuar su paseo.

Los consumidores, en general, habían reducido el presupuesto destinado a las rebajas e intentaban evitar la compra impulsiva. Catalina Barceló, que esperaba en la puerta de una tienda a sus dos hijas, nos explicaba que ella compra lo que necesita, "porque comprar por comprar...".

Aun así, por las avenidas y Sant Miquel había mucho movimiento por las tiendas, sobre todo a medida que avanzaba la mañana.

Carolina Taborda comentaba, al salir de una tienda de ropa de las avenidas, que los precios habían bajado bastante. Este año cuenta con un presupuesto de 200 euros -"no creo que pueda más"- y explicó que había ahorrado para las rebajas porque valía la pena esperar. "Está a tope por todo" -declaraba Carolina. "Hay crisis, pero la gente se puede permitir ir de rebajas".

En Porto Pi hubo mucha afluencia de gente, sobre todo durante la mañana. Loli Ortega, dependienta de Lacoste, insistió en que "este año la gente estaba esperando mucho las rebajas". En la mayoría de tiendas del centro comercial se repetía que las ventas habían ido muy bien. Alexandra Valls, dependienta de Zara, aclaró que "a lo mejor, en vez de comprar 8 prendas, la gente compra 6, pero comprar, compra".

En cambio, por el centro -Jaume II y alrededores- muchas tiendas estaban prácticamente vacías, aunque por la calle paseaba gente, sobre todo turistas.

En el pequeño comercio la primera jornada de rebajas no fue demasiado exitosa. Diferentes dependientas coincidieron en decir que la gente se esperaba a las rebajas para comprar y que, por ello, la semana pasada habían sufrido un bajón de ventas.

Laura Tacardi, dependienta de la tienda de ropa y accesorios Bagus, explicó que ayer sí que había ido gente a la tienda, pero que "entran, miran y se van". Otra dependienta de un pequeño comercio, Aina Rigo, contaba que la crisis les había afectado. "Entre que este año el calor ha venido más tarde y que la gente va más justa...", argumentaba la dependienta

En definitiva, fue una primera jornada de rebajas muy esperada -y aprovechada- tanto por consumidores como por vendedores, aunque quizás no suficiente para el pequeño comercio.