Un descuento del 50 por ciento es demasiado tentador incluso para la economía doméstica más precaria, y eso que no faltan expertos que nos advierten día sí y al otro también de que "lo peor de la crisis aún está por llegar". Debe de ser que somos consumistas por naturaleza, y claro, si hay que estrecharse el cinturón, primero necesitamos uno que esté de moda y nuevecito, que si hay que pasar penurias, más vale hacerlo bien provistos de todo, no vaya a ser que llegue un día en que realmente no podamos irnos de rebajas.