A pesar de que en Balears no existe industria, Greenpeace denuncia que la bahía de Palma es uno de los puntos donde la contaminación es más grave como consecuencia de los vertidos de aguas residuales y el intenso tráfico de buques comerciales y de recreo, que provocan frecuentes pérdidas de hidrocarburos. A todo ello hay que añadir los vertidos de las dos estaciones de depuración de aguas residuales y los residuos de la desaladora, además de los desechos de las numerosas urbanizaciones de la zona.