El litoral de Balears sigue amenazado por una "insostenible masificación" que se sustancia en el hecho de que el archipiélago alberga el 12 por ciento del total de los amarres disponibles en el Mediterráneo en sus 1.428 kilómetros de costa, según asegura Greenpeace en su informe anual Destrucción a Toda Costa 2008.

No obstante no forma parte del grupo que, según recuento de la organización ecologista, tiene más "puntos negros" en su litoral. Esta clasificación está liderada por Andalucía, Valencia, Murcia y Canarias. Balears, para Greenpeace, se situaría en un segundo escalafón junto a Cataluña y Galicia.

En el informe se destaca la posible trama de corrupción en torno al Plan territorial de Mallorca, donde la Fiscalía investiga si a través de la figura de Áreas de Reconversión Territorial (ART) se habrían recalificado terrenos sin valor urbanístico en los municipios de Pollença, Campos, Llucmajor y Marratxí.

No obstante, la organización ecologista se congratula de que la actuación de la justicia en éste asunto o en el de la trama de corrupción urbanística de Andratx supongan un punto de inflexión en la "sensación de impunidad" que, afirma, se ha tenido en épocas recientes en el archipiélago. El decreto cautelar para paralizar determinados proyectos urbanísticos es "esperanzador" para Greenpeace.

El municipio de Calvià acapara buena parte de los "puntos negros" denunciados por la organización ecologista. La ampliación de Port Adriano, entre las reservas marinas de El Toro y las Islas Malgrats, que añadirá 82 nuevos amarres a los 404 de que ya dispone, afectará a 25.000 metros cuadrados de posidonia, el pulmón del mar y hábitat de buena parte de sus especies además de la responsable de la formación de las playas donde se solazan los turistas en los que se sustenta la economía del archipiélago.

Otra circunstancia que afecta al litoral de Calvià denunciada por la organización ecologista es la intención del consistorio dirigido por Carlos Delgado de crear un arrecife artificial para practicar el buceo hundiendo la fragata Baleares. Una acción impedida por el ministerio de Medio Ambiente que ha sido recurrida por el ayuntamiento ante la Audiencia Nacional.

Y no será la de Port Adriano la única pradera de posidonia amenazada en el municipio calvianer. La llegada del cable eléctrico desde la península pone en peligro una de las más densas y mejor conservadas del archipiélago que se extiende hasta unos 45 metros de profundidad.

En 2006 se halló en las cercanías de Balears un ejemplar de posidonia oceánica de ocho kilómetros de longitud. Se trata del ser vivo más grande del planeta que ha ido creciendo dos centímetros anuales durante los últimos cien mil años. Una existencia que, como muchas otras, podría truncarse con proyectos insostenibles.