Mediados los años noventa, el Consell de centroizquierda debatía entre mapas el futuro de Mallorca. Las líneas de disección entre el cemento y la naturaleza debían trazarse con más inconsciencia de lo habitual, porque en un momento dado se elevó la voz de Maria Antònia Munar -a la sazón presidenta de la institución-, al grito de "esto es de UM". Es innecesario añadir que la exclamación tuvo efectos inmediatos.

Años antes, de la sala del Parlament donde se negociaba la Ley de Espacios Naturales surgían voces que alertaban "esto es de Fulano", "esto es de Mengano", "esto es de Zutano". La asignación nominal funcionaba como un derecho de protección -en sentido inverso, se amparaba el derecho a destruir-. De repente, surgía la fumata bianca de un "esto no es de nadie". Los guardianes del vergel emitían un suspiro de alivio, y los terrenos anónimos en cuestión pasaban a gozar de un estatus medioambiental privilegiado y de unas posibilidades urbanísticas nulas.

En el inventario de la corrupción balear que están llevando a cabo los fiscales Carrau y Horrach, ayer culminaron el viaje al centro de la tierra de UM, vulgo Son Oms. Al perforar tozudamente el engrudo viscoso que asfixia la política y la economía balear, se encuentran con la sorpresa de que su actuación sorprende más que los hechos en sí. Eran vox populi -los terrenos nacionalistas junto a Son Sant Joan-, pero nadie se había entretenido en perseguirlos.

La publicidad de los manejos cumplía una doble función. En primer lugar, servía para resaltar que sus protagonistas eran inatacables, revestidos por una impunidad casi genética. En segunda lugar, la difusión de la información sobre los artífices del milagro económico -transformar las piedras en millones de euros- encauzaba hacia ellos nuevas operaciones sombrías. La presunta utilización en Son Oms de la esposa de uno de los involucrados demuestra que no se necesitaba una infraestructura barroca. Durante la génesis del Túnel de Sóller en 1994, un comunicante anónimo telefoneó a este diario con un mensaje punzante:

-Por favor, no insistan en hablar de ingeniería financiera. Es una fragmentación chapucera de cheques, que hasta un niño podría rastrear.

En aquellos años, de los que Son Oms es un celacanto con sus dos décadas de existencia, las filigranas eran superfluas, amén de encarecer el proceso y reducir los beneficios. Los fiscales anticorrupción han encontrado de nuevo un hilo -la cónyuge, en ausencia del clásico cuñado- de la madeja que repite los personajes del archifamoso elenco del caso Andratx. Las sucesivas representaciones, en diversos enclaves corruptos de Mallorca, no se apartarán demasiado del tinglado teatral montado por Hidalgo y sus coautores.

La corrupción al estilo mallorquín exige, como cabeza visible, de un cargo político sin demasiados escrúpulos, con labia contrastada y maneras de parvenu. Entre bastidores se mueve el responsable de la dramaturgia o cerebro de la operación, de intachable pedigrí por acumulación de apellidos autóctonos. Un abogado apocado garantiza la verosimilitud jurídica de la mascarada. El cartel se completa con el eslabón débil de la cadena, que trabaja sobre el terreno después de depositar su confianza ciega en los urdidores de la función.

En Son Oms, Morales -Molt Honorable a perpetuidad por aclamación del Parlament- y Vicens insisten en que no ocupaban cargo alguno cuando se desarrollaron los acontecimientos, por lo que difícilmente habrían incurrido en operaciones vedadas a funcionarios. Sin embargo, en ningún momento dejaron de pertenecer a UM, que es de lo que se trata. Además, la intervención de los fiscales en el despacho de Jaime Montis ha dejado sin argumentos al coro de plañideras de los Feliu, obsesionado con la selectividad de la actividad anticorrupción.

Tras la intervención de ayer, también el Govern semiprogresista por estrenar debería darse por enterado. Bartomeu Vicens no se limita a ejercer la portavocía de UM en el Parlament -como bastión racional frente a la histeria desatada de Miquel Nadal-. Además, le corresponde una cuota en la gestación del gabinete Antich, muy por encima del aval que le conceden las urnas. En un inesperado alarde de oratoria, el president se comprometió, desde la solemnidad de su escaño, a luchar para que sus directores generales no vayan a la cárcel, lo cual ya marcaría una diferencia notable respecto del ejecutivo de Matas. Ahora bien, ¿puede garantizar la misma pureza sin mácula en sus socios? Son Oms, y lo que vendrá, es una prueba de que Mallorca entera es el botín. Hasta el metro cuadrado más inverosímil se transforma en oro, con procedimientos industriales que asombrarían a los grandes chefs.