No le sorprendería que alguien tenga una diana con su foto en el centro, aunque se declara inocente de todas las imputaciones judiciales que pesan sobre él. A Bartomeu Vicens le costó "muchísimo", pese a llevar dos décadas en política, aceptar su "único cargo ejecutivo", ser el máximo responsable del Urbanismo en la isla, "y me ha bastado", dice. Se jacta, eso sí, de haber vivido "únicamente de la profesión, excepto cuando era conseller", matiza por si las moscas.

-Le sitúo en el 25% de díscolos ¿no?

-Dentro del 75% que votó a Miquel Nadal, faltaría más. Estoy por la continuidad y la estabilidad de UM. Si cualquiera de la antigua estructura hubiera querido hacer campaña no sale un 25%, se lo aseguro. No interesa desestabilizar al partido, al revés.

-Pero seguro que conoce a los ´rebeldes´.

-Me imagino nombres, sí.

-Alguna lección debería extraer el nuevo equipo, de esos votos en blanco.

-Se le ha dado más importancia de la que tiene. En UM estábamos acostumbrados a la unanimidad, hasta el congreso de 2003 con los ´críticos´, al que se llegó con una campaña distinta. Estamos en una época transitoria, la digamos antigua administración tenía un perfil muy acentuado. Cuando hay nueva ejecutiva, siempre se deja a gente fuera y surge este voto en blanco, más que de castigo es de "estamos aquí, y tenéis que tenernos en cuenta". Según quién vio una lucha de individualidades, y no le gustó, el voto en blanco es un grito de "tenéis que pensar en el partido". La lección para Nadal es que tiene que contar con todos.

-Munar le hubiera apoyado a usted como su sucesor.

-[Sin pensárselo] ¡Y tanto!

-¿Y entonces, por qué renunció a serlo?

-Podía ser presidente, lo digo de manera humilde, no es chulería. Pero hay tres factores para mi retirada: uno, personal. Hace veinte y pico años que me dedico al partido, y pienso que ya ha terminado mi ciclo. Dos, estoy muy orgulloso de haber formado parte de una directiva con Maria Antònia Munar, y siempre mantuve que cuando ella se retirara, yo también lo haría. Y tercero, uno mismo tiene que saber ´prejubilarse´ a tiempo, y no que te lleguen a echar porque ya das asco, que es lo que desgraciadamente pasa con muchas trayectorias. Además, es obvio que yo representaba la continuidad.

-¿Acaso Nadal no?

-[Sonríe y medita, antes de responder] Sí, con nosotros sí? pero tal y como ha transcurrido el congreso, con una dirección más conjunta? es continuidad, pero con regeneración, y con una transición importante. Con nuestra retirada facilitamos la labor para que se pudiera constituir esto.

-En cualquier caso, usted fue el padre putativo de la llamada tercera vía. Visto lo visto ¿con qué finalidad nació?

-No lo fui. Toda una gente que no se sentía representada, y con la que yo tenía un feeling personal, más que político, vino a verme y pedirme consejo, pero yo no soy el impulsor. Recuerde que primero salió Alcúdia [la corriente liderada por Miquel Ferrer]. Posteriormente, y sin esperarlo, sale Palma [con Miquel Nadal al frente], y entonces un grupo acude no sólo a mí, que pareceré el padre Abraham y no es mi carácter [sonríe], no quiero personalizarlo. Yo les dije: "pues jugad en el congreso, y obtened la mayoría de edad". Ahí termina todo, no he hecho campaña.

-No sé si llamarle diputado o imputado.

-Confluyen varias circunstancias. Una es que ocupé una responsabilidad en la anterior legislatura que siempre es complicada, y más con lo del caso Andratx, la disciplina urbanística, la aprobación del Plan Territorial de Mallorca (PTM), decisiones que por su complejidad es lógico que generen descontento en algunas personas, incluso pleitos. Hubo decisiones muy intensas que provocaron un desgaste importante del Govern balear, o del PP, vaya. Tras las elecciones, determinada gente de UM -no quiero ser hipócrita-, como yo mismo, éramos partidarios del Pacto que ha habido, y ahora vienen las consecuencias políticas, que se trasladan a los juzgados. Hay una cierta venganza, entre comillas.

-Sin usted de ´fontanero´, tal vez no se habría gestado el Pacto.

-No me he escondido nunca de eso, yo y otros compañeros jugamos este papel, y ya entonces recibimos mensajes o avisos de lo que podría ocurrirnos.

-Hombre, en el caso de la investigación de la Fiscalía Anticorrupción por el PTM, la denuncia parte del GOB.

-[Un poco indignado] La Fiscalía la tenía hace un año y medio o dos ¡eh! y actúa ahora; pero bueno, que haga lo que quiera.

-El PTM contiene operaciones urbanísticas por lo menos cuestionables.

-Te gustará o no el Plan Territorial, pero de ahí a criminalizarlo, hay diferencia. Y más cuando las decisiones más polémicas, las famosas áreas de reconversión directa, se tuvieron que incluir porque sino el PP no nos lo aprobaba. Basta comparar el avance del PTM, y el definitivo. Ya digo, en mi conselleria protegimos Gesa, actuamos con el caso Andratx, el caso Caballistas? cuantas más cosas haces, más descontentos generas.

-Y aparte de señalar al PP ¿no podría haber gente de su propio partido a la que le gustaría verle en el banquillo?

-[Se lo piensa mucho antes de responder] No lo sé, ni quiero saberlo. [Pausa larga] No sé qué decirte, la verdad.

-¿Qué hizo en Son Oms?

-Defendía los intereses de los propietarios históricos ¡ya me dirá! de las fincas, y se dieron solares igual que un arquitecto diseña un bloque y se queda un piso, a modo de honorarios; algo totalmente normal. Ejercía únicamente como abogado, incluso estaba de baja de UM, en esa época. El hecho objetivo es que un empresario de allí, 17 años después pone una denuncia contra una serie de empresarios, yo y Maximiliano Moragues, que también ha defendido siempre la independencia de UM respecto al PP.

-Ha habido y habrá otros, pero fue el primero en desfilar ante el juez por Can Domenge ¿De verdad está libre de pecado?

-Otro hecho objetivo: el concurso no lo tramitó mi conselleria, yo no voté la adjudicación, y mi intervención se redujo a valorar el proyecto arquitectónico, no los terrenos. Sí es cierto que quedé muy satisfecho, ganó el diseño más valioso, por unanimidad del jurado. Todo eso se lo expliqué al juez.

-Son muchos casos que se le acumulan ¿le veremos dimitir en esta legislatura?

-Si hubiera alguna sentencia condenatoria, sería inmediato, pero estoy tranquilo. No niego que a nivel político me preocupa todo, el simple hecho de que los medios te saquen en el juzgado ya significa un descrédito, esto es así. Jurídicamente, no quiero restarle importancia, pero siempre he confiado en la Justicia, como abogado que soy.

-Durante la negociación del Pacto ¿hubo algún riesgo de transfuguismo en UM?

-No, rotundamente, ni creo que lo haya en un tiempo más o menos prudencial. En nuestro partido estamos acostumbrados a discutirlo todo, incluso de forma acalorada, pero luego respetamos los acuerdos.

-Ahora ya puede confesarlo ¿qué fue lo más difícil para lograr el Pacto?

-[Se resiste a dar la respuesta, al final cede] Que Antich se convenciera de que podía ser el president del Govern.

-Vaya vaya con el hombre corriente.

-En el PSOE había cierta desconfianza hacia nosotros -y yo puedo entenderla- de si para UM se trataba más de una cuestión táctica que de país, de si sólo hacíamos ilusiones a los socialistas para subir la apuesta luego ante el PP... [Pausa] Sí, que se convencieran a sí mismos fue lo difícil, y luego, que lo llevaran a cabo, que la relación causa-efecto se ejecutara. Él [Antich] tenía que ir a Madrid, hablar con los suyos? No sé, son percepciones personales mías ¿eh?, pero de algún modo fuimos coadyuvantes de Antich para conformar un proyecto de Govern, ayudamos a que naciera. No hay que menoscabar tampoco la dificultad en cuanto a la mecánica para llegar a un programa común con el PSOE, que después tenía que adecuarse a una sensibilidad e ideología muy distinta como es la del Bloc, hablando en plata, más acostumbrado a hacer oposición que gestión.

-Y yo que pensaba que en su respuesta los tiros irían por ahí, en cómo podía UM "centrar" a los del Bloc.

-No, no. Entre el Bloc de ahora y el de 1999 hay mucha diferencia, son más pragmáticos. Hombre, de vez en cuando -lo digo de manera cariñosa- se les tiene que recordar que están gobernando? [ríe] A veces estamos en una reunión de portavoces, y alguno suelta "tenemos que instar al Govern a que haga?" "¡Pero si tú eres Govern!", digo para mí mismo. Creo que es una reacción adquirida de tantos años en la oposición.

-¿Y de puertas para adentro?

-Dentro del partido, no es ningún secreto, a nivel de estrategia se planteó si teníamos que negociar [el gobierno de] Palma por un lado, y todo lo demás por otro. El diálogo que hubo fue este, si pactar con el PP en Palma, pero se impuso la voluntad casi unánime de que teníamos que cerrar acuerdos globales. Entonces cambiamos totalmente la trayectoria para decir, primero, qué queríamos hacer: se quería estar en todas las instituciones posibles. Y en última jerarquía, los cargos a ocupar. La razón radica en nuestra propia transición interna. Si los que nos marchábamos queríamos dejar un partido asentado, era consecuente que estuviéramos en las tres instituciones, Cort, Govern y Consell.

-¿Dónde tiene que notarse el peso de UM en el Ejecutivo?

-En la gestión, en que se hagan cosas. El gran reproche de toda la vida a la izquierda es que no sabe gestionar, por este motivo UM estamos en conselleries estratégicas, como Turismo o Medio Ambiente. Se aprobará nuestra ley del Suelo, y abundaremos en el desarrollo del nuevo Estatuto, especialmente en todo lo referido a mejorar la financiación. Esto es importantísimo que se cumpla, es algo estratégico, o se consigue ahora o nunca.

-¿Vetaron el urbanizable de Can Marçal Vell, en Felanitx, de la ley proteccionista?

-No. Y la prueba es que enseguida que se ha hablado de ampliar las zonas a proteger, lo hemos apoyado. Sólo exigimos que se actúe con responsabilidad y cautela, sin desclasificaciones a la carta, y con todas las garantías técnicas y jurídicas. Bienvenidos sean los del PP [lo dice con ironía], que han hecho una rápida evolución, en este sentido. Daríamos tranquilidad a la ciudadanía si aprovecháramos este consenso proteccionista para dar estabilidad al sistema. Protejamos y no volvamos a marear más la cosa, Balears no es Venezuela.

-¿Chocan con su hermano, el conseller del Bloc Gabriel Vicens?

-No, en absoluto. Además, él empieza ahora toda una carrera política, y yo me retiro. Sí que es cierto que públicamente no provocamos el encuentro, pero para que no se utilice frívolamente el tema familiar. Yo soy el mayor, y se supone que me corresponde evitar estas cosas. Ya dije a los míos que no quería coincidir en mesas de negociación con él, y siempre es así. Los dos estamos de acuerdo en el rechazo a la prensa rosa.