Las populares patatillas 007 deben su nombre a James Bond, como ya se podía adivinar. El fundador de la empresa era una persona que tenía predilección por el número 7 (es una cifra mágica en muchas religiones), y cuando fue a ver la primera película del agente secreto James Bond, al salir del cine dijo a su esposa que "a partir de mañana cambiaremos el nombre y le pondremos 007". No se trataba de un capricho, sino que la fábrica se denominaba Alfa, y era muchas veces confundida con la de máquinas de coser, así que era necesario cambiar la denominación para evitar más problemas.