El principal problema que presenta el proceso migratorio de Balears es la enorme velocidad con que se ha producido, ya que ha alcanzado sus actuales proporciones en menos de diez años. El hecho de que según el INE la cifra de residentes extranjeros roce ya los 190.000 favorece la creación de grupos cerrados de una misma nacionalidad y su concentración en zonas muy específicas, limitando la convivencia con los isleños, según se señala. De esta forma, se admite que entre las prioridades de estos nuevos residentes no está la de aprender el catalán, por citar un ejemplo, ya que ni siquiera saben cuánto tiempo van a permanecer en el archipiélago, según apuntan Pere Salvà y Antoni Riera, al menos hasta que se produce la reunificación familiar. Jordi Vallespir, del departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la UIB, lamenta precisamente el escaso esfuerzo de las Administraciones isleñas para favorecer la integración de los adultos.