La presidenta del Unió Mallorquina (UM), Maria Antònia Munar, afronta hoy un Consell Polític de evaluación de ofertas de pactos con una clara inclinación hacia la izquierda, con Palma como único foco de tensión. Su candidato en la capital, Miquel Nadal, y su equipo quieren que en los acuerdos globales se vea compensado el éxito electoral, que permitió al partido entrar en el consistorio con dos regidores y sumó escrutinios para el conjunto de la isla. Su pega no es de índole ideológico, es decir, se muestran dispuestos a sumarse, como la mayoría de líderes de la part forana, al acuerdo hilvanado con el PSOE y el Bloc. Su única condición es que Nadal ocupe dos años la alcaldía.

Su exigencia choca de plano con la candidata socialista Aina Calvo, quien se niega a ceder la vara de mano. "No se contempla", insisten sus próximos. Una posición defendida también por la izquierda alternativa, para que la que sería difícil digerir un alcalde uemita con la misma representación que el Bloc. Por contra, juega en favor de Nadal la predisposición del PP a sacrificar a su alcaldesa, Catalina Cirer, en aras de un pacto que salve el feudo para la derecha.

Las direcciones de PSOE y UM tratan de aproximar posturas, con soluciones alternativas al reparto de años. Los socialistas han puesto sobre la mesa la posibilidad de una macroárea municipal e incluso una vicepresidencia del Govern para Nadal, aunque éste persiste en su interés por Palma.

"Es inasumible", dice el entorno del líder uemita, sin dejar de lado que Nadal es "un hombre disciplinado y de partido" del que no se espera un desaire a Maria Antònia Munar y menos en un momento clave, a unos meses del próximo congreso y de definir la sucesión de la presidenta de un partido, con distintas sensibilidades.

Palma no ha tenido la autonomía del resto de municipios para negociar, por tratarse de un elemento nuclear de los pactos globales donde el PP sigue sin aflorar sus bazas. El cronómetro político corre en su contra, ya que el próximo sábado se constituirán los ayuntamientos y todos están a la expectativa del desenlace del acuerdo en Palma, del que pende el resto del acuerdo de gobernabilidad del Consell y el Govern.