A finalizar la procesión del Corpus Christie, numerosas personas se acercaron a saludar a la alcaldesa en funciones, Catalina Cirer, quien acababa de presenciar la ceremonia a pie de calle. El resto de ediles, salvo Margarita Ferrando, que permanecía junto a ella, contemplaban la escena desde el balcón del Ayuntamiento.

Cirer, vestida con traje pantalón beis claro, correspondió a todos los abrazos y expresiones de apoyo mientras su partido, el PP, baraja estos días sacrificarla en aras de un acuerdo global con Unió Mallorquina, según han manifestado varios dirigentes. Ante esa posibilidad, se muestra imperturbable. "Cuando se tome una decisión, actuaré en consecuencia", dijo ayer a este rotativo.

"Hipótesis"

La regidora no desea discutir sobre "hipótesis" y recuerda que la junta directiva regional del partido ha dejado manos libres a Jaume Matas para cerrar pactos de gobernabilidad con UM. En ese sentido, indicó que Matas aún no le ha comunicado ninguna directriz sobre su futuro.

Un máximo dirigente del PP, en declaraciones publicadas el pasado domingo por este diario, juzga la situación: "Todo es negociable. Cirer está a lo que diga el partido. A lo mejor, ella misma dimite para facilitar el acuerdo". Otro responsable avisa de las consecuencias de su marcha: "Provocaría una crisis importante. Si se hace, con Cirer se irá más gente".

La alcaldesa en funciones acudió casi al límite de la hora a la misa del Corpus Christie, oficiada en la catedral por el obispo Jesús Murgui. En el exterior le aguardaba el concejal Carlos Veramendi porque los otros miembros del Gobierno municipal ya habían pasado al interior de la Seu, con Francisca Bennàssar y Rafael Durán a la cabeza. Celebrada la Eucaristía, Cirer se dirigió a Cort, y desde la acera, asistió al paso de la Custodia y a la interpretación del himno nacional.

El próximo sábado Palma estrenará consistorio, con la incógnita de quién sujetará la vara de mando y qué papel juega Catalina Cirer.