La reunión de la ejecutiva de Unió Mallorquina ayer en Palma fue sólo el inicio de una serie de contactos entre la cúpula del partido que va a extenderse en los próximos días a la part forana.

La misión es clara: Hay que tomarle el pulso al máximo de la militancia y no herir sensibilidades, evitando que se engendre un nuevo ´champiñón´ llamado sector crítico, y si bien aún es pronto para saber si Maria Antònia Munar firmará con la mano derecha o la izquierda, todo indica que en el seno de la formación existe una mayor sensibilidad a juntarse con esta última. Tal vez por ello el capitoste del partido en un conocido municipio lamentaba ayer que Isidre Cañellas no hubiera pactado en 2003 con el PSOE, "evitando la debacle en Calvià".

Más de un ´peso pesado´ en los pueblos solicitó ayer mismo vía telefónica a los miembros de la ejecutiva con los que reina una cierta sintonía información de primera mano sobre lo acontecido de puertas para adentro en la sede de la calle Sindicato de Palma. Aunque la postura oficial es que "nada hay decidido, y tan posible es a día de hoy un pacto con Matas como con Antich", la propia ejecutiva sabe que más allá de la Vía de Cintura son partidarios de un pacto de gobernabilidad en el Govern y en el Consell con el PSOE, dejando al PP fuera de juego. ¿Y Palma? Ahí es cuando enmudecen... por el momento.

Aunque no será hasta la semana que empieza cuando se inicien las reuniones con las bases, los dirigentes en la mayoría de pueblos se sienten más cómodos pactando con los socialistas. Tanto es así que varios Ayuntamientos de importantes municipios están esperando sino consignas, sí por lo menos movimientos de Munar antes del próximo 16 de junio, y en función de ello decidir el color político de su respectivo consistorio. Es por ello que alcaldías como la de Pollença, Alcúdia, Andratx o Campos están aún en el aire, aunque en los dos últimos casos pocas posibilidades hay de que no se cierre en breve un pacto progresista, independientemente de lo que acontezca en Palma. Lo mismo en Muro, donde Jaume Perelló tiene muy claro que pactará con el PSOE para seguir en el gobierno municipal, sin aceptar imposición alguna desde la cúpula palmesana de UM.

En los dos municipios del norte de la isla, con un peso político nada insignificante, aunque tanto Joan Cerdà como Miquel Ferrer pueden ser los respectivos alcaldes de Pollença y Alcúdia con el apoyo del PP o del PSOE, ambos líderes no ocultan sus simpatías por los socialistas, antes que con los conservadores. Sin embargo, en la legislatura recién terminada Pollença se ha visto beneficiada por inversiones cuantiosas procedentes del Govern gracias a un pacto PP-UM, eso sí, que ha llegado a puerto no sin serias desavenencias. Mientras, en Alcúdia Ferrer se mantenía firme con el PSOE aun soportando la marginación del Ejecutivo de Matas, y pocos saben si está dispuesto a volver a pasar cuatro años de carestía.

Lo dicho, todo está verde todavía, pero tomando más bien un tono rojizo que de color naranja.