"Se puede perdonar, pero no olvidar. La Humanidad tiene que sacar una lección de lo que ocurrió". Para Abraham Barchilón, vicepresidente de la Comunidad Judía de Balears, los actos de recuerdo de las víctimas del holocausto han de ser, ante todo, "actos de transmisión hacia los más jóvenes, que tuvieron la suerte de no vivir esos tiempos".

En el salón de los pasos perdidos del Parlament se ha preparado una sencilla, pero significativa ceremonia para mantener viva esa memoria: se encenderán siete velas. Una por cada millón de judíos asesinados y otra en recuerdo de otras víctimas del nazismo. La fecha elegida por la Unión Europea y por la ONU para recordar a esos millones de víctimas coincide con el día de la liberación del campo de exterminio de Auswitch, el 27 de enero de 1945.

Joan Marí Tur, vicepresidente primero de la Mesa del Parlament, es el encargado de abrir el acto: "No hay palabra o imagen capaz de expresar la enorme tragedia del pueblo judío y de la Humanidad". Son palabras que ya pronunciara el año pasado el rey Juan Carlos con idéntico motivo y que Marí Tur recoge por ser "las más ajustadas". Al recuerdo le sigue la esperanza, la "ilusión" de que nunca vuelva a suceder. Y para evitar que se repita hay que "evocar y tener siempre presentes aquellos hechos", dice Marí Tur.

Contra la negación y el olvido

"Algunos pueden negarlo, a otros parecerles lejano, pero no a los españoles, judíos, gitanos y miembros de otros grupos que lo sufrieron". Abraham Barchilón quiere recordar con especial intensidad a los niños y los jóvenes asesinados en la flor de la vida y a los justos "que salvaron muchas vidas y eligieron el humanismo contra la deshumanización". También rememora que muchos ciudadanos españoles estuvieron en los campos de exterminio nazis, quiere hacer notar que la tragedia nos toca de cerca, en el tiempo y en el espacio, en el nombre las víctimas y en los motivos, o la falta de motivos, que los llevaron hasta ahí. La clave está en no bajar la guardia, no pensar que la tragedia forma parte de un pasado remoto: "Hay que recordar a las nuevas generaciones lo que no hace tanto tiempo que ocurrió: saquemos conclusiones y permanezcamos vigilantes para que no se vuelvan a perder las libertades", dice Barchilón.

Joan Marí Tur es quien enciende la primera vela. Le siguen en este cometido Antoni Juaneda, director general de Relaciones con el Parlament; Ramon Morey, secretario general de la Delegación del Govern; Francisca Bennàssar, teniente de alcalde del Ajuntament de Palma; Lynn Delumen, secretaria de la Comunidad Judía de Balears; Shaul Friberg; rabino de la Comunidad Judía; y Abraham Barchilon.

Con las llamas del recuerdo ya encendidas, el rabino Shaul Friberg pronuncia una oración por las víctimas: "Que Dios los tenga en su recuerdo". El canto es seguido con voz emocionada por algunos de los judíos que hay entre el público. La ceremonia se cierra con un minuto de silencio. "Que se escuche la súplica de nuestros hermanos: "no nos olvidéis", dice Abraham Barchilón.

Más de 60 años después del holocausto, la comunidad judía de Balears, formada por unas mil personas, recuerda a sus hermanos sacrificados al igual que lo hacen otras comunidades y otras instituciones del mundo entero. "Si el mal absoluto no triunfó entonces, puede que no triunfe nunca", dice esperanzado Abraham Barchilón.