Tras el desbloqueo del puerto de Dénia pudieron por fin tocar tierra ayer los cerca de 200 pasajeros que permanecían fondeados en el antepuerto en los ferrys de Baleària e Iscomar. En el caso del buque Carmen del Mar, el pasaje había permanecido cerca de 48 horas a bordo de una nave anclada, aunque sus pasajeros destacan que "salvo algunos casos de nervios, todo ha ido muy bien".

Bien diferente, a tenor de lo manifestado por los afectados, fue la situación en el Manuel Azaña, que carece de camarotes, por lo que la mayoría del pasaje tuvo que dormir en sus vehículos e incluso otros en el suelo

Micoud Arramdani, residente en Palma, fue uno de los pasajeros que tuvo que dormir en el suelo y criticó las incomodidades vividas a bordo. "Muchos -indicó- se han mareado". "Ha ido bien, aunque soy diabética y estaba preocupada por las dosis que me tenía que ir poniendo" manifestó Josefa Jurado, diabética, tras bajar la rampa del ferry, ayudada de una muleta. Esta anciana, vecina de Andújar -Jaén- mostró una gran entereza al pisar tierra después de su larga estancia en el barco de Baleària.

La alicantina Mari Carmen lamentó que "si nos advierten de la situación no habríamos subido al barco", que "no está acondicionado para pasar una noche". "Hemos sido rehenes obligatorios", dijo.

Durante las 48 horas a bordo de un buque anclado, hubo quien llegó a perder la paciencia en el ferry de Iscomar. Uno de los pasajeros, David Soto, tras llamar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, se quitó la camisa y bajó por unas escaleras del barco. "No me quería tirar, me quité la camisa para llamar la atención pero no sirvió de nada, al igual que las llamadas de socorro". Soto manifestó al bajar del barco que "los pescadores reivindiquen lo que quieran pero que los pasajeros que nos encontrábamos en el barco no tenemos ninguna culpa de lo que les sucede a ellos".

"La gente del barco se ha portado muy bien", señaló la vecina de Eivissa Fina Marí. "Salvo algún caso de nervios todo ha ido bien", apuntó Marí, quien también se refirió a que "no nos han avisado de que había posibilidades reales de no poder entrar al puerto".

La verdad es que subimos al barco un poco engañados por la compañía". La pasajera de Eivissa destacó al descender del Carmen del Mar que "en el buque había un chófer de un camión bastante preocupado puesto, que su mujer estaba embarazada y a punto de dar a luz y no había manera desembarcar".

En el Carmen del Mar, los pasajeros recibieron comida y durmieron en camarotes como si nada hubiera pasado. El capitán del buque, Gonzalo Gil, señaló que todo se había "desarrollado con normalidad" dentro de la compleja situación que se vivió abordo. Miembros de la tripulación de la embarcación de Iscomar señalaron que "los pescadores podrían haber dejado entrar al barco para que bajase la gente y después inmovilizarlo en el puerto como medida de presión".