TEMPERATURA

El calentamiento del mar se ha acelerado desde 2000

El impacto del cambio global en el ecosistema costero mediterráneo se constata en el aumento de la temperatura del agua del mar, que ha crecido un grado cada veinticinco años durante el siglo XX. La tasa de calentamiento se "ha multiplicado por tres en los últimos diez años", alertó el investigador Carlos Duarte, y aún más desde el año 2000.

Las temperaturas máximas en el Mediterráneo han subido hasta el punto de que en Balears alcanzaron 30 grados -3,5 por encima de la máxima habitual- en 2003, cuando se produjo la ola de calor.

CALCIFICACIÓN

Crece la presión del dióxido de carbono en el agua

Las perniciosas huellas del cambio climático también son patentes en el aumento de la presión del CO2 en el agua, lo que afecta a las tasas de calcificación y fotosíntesis y perjudica la sostenibilidad de la vida en el océano, advirtió Carlos Duarte. En setenta u ochenta años, continúa el coordinador de la Estación de Investigación Costera del Faro del Cap ses Salines, puede provocar la desaparición de las especies.

En el último siglo el nivel del mar ha aumentado 17 centímetros, y por la fusión de los casquetes polares "cada vez es más rápido".

DESAPARICIÓN

Las praderas de posidonia sufren un 5% de mortalidad anual

Las praderas de posidonia están sufriendo una mortalidad generalizada, a un ritmo de un 5% anual. "En diez años se habrán reducido al 50%", augura Carlos Duarte. "Nuestros hijos y nietos no llegarán a conocerlas", sentencia el investigador del Imedea. Al mismo tiempo este ecosistema emblemático del Mediterráneo padece inusuales floraciones , de forma explosiva con la ola de calor de 2003. Con el cambio climático proliferan las especies invasoras tanto en el agua como en la tierra. Al menos se contabilizan tres en Balears, entre ellas la uña de gato o patata frita (carpobrotus).

INVESTIGACIÓN

España, a la cola en inversión en I+ D, apunta el rector Blasco

La Declaración de Lisboa de 2000, recordó ayer el rector de la UIB, Avel·lí Blasco, apuntaba a que en 2010 los países de la UE debían invertir el 3% del PIB en investigación. En España el porcentaje no pasa del 1,1%, e incluye la de carácter militar. Si algo falla en este sentido, es la aportación del sector privado, "lejos" aún de lo que se necesita. El rector se congratula porque la nueva instalación de ses Salines permitirá mantener "el alto nivel" del Imedea.

Científicos españoles, cubanos y estadounidenses investigan la reducción de la penetración de la luz en el agua.