Eran los tiempos del auge del turismo y Spantax despuntaba como la primera compañía especializada en vuelos chárter de España y, como no podía ser de otra manera, fue la primera aerolínea de este tipo que operó en Mallorca. Para ello se sustentó en una flota de 8 aviones Convair Coronado 990, antaño y aún hoy uno de los aviones de transporte de pasajeros más rápidos de la historia. Una rapidez que por el consumo excesivo de combustible, el encarecimiento del precio del crudo, su escasa capacidad de transporte y la aparición de competidores mejor dotados, acabó con sus travesías por los cielos.

Uno de los pocos aparatos de este tipo que aún no han sido convertidos en chatarra espera un fin menos ingrato en una de las pistas de la base aérea militar de Son Sant Joan y, haciendo un loable ejercicio de nostalgia, la Fundació Aeronàutica Mallorquina (FAM) se ha empeñado en salvaguardar la memoria de esta aeronave que usaron miles de turistas para visitar Mallorca en las décadas de los setenta y los ochenta.

"Es una auténtica lástima que, en un año que se está celebrando el centenario de Fomento del Turismo, no se haga nada por intentar preservar esta reliquia de la aviación", se lamenta Miguel Buades, vicepresidente de la FAM.

"Mira en qué estado se encuentra", admite agobiado ante la magnitud de la tarea para reacondicionar un avión abandonado desde hace más de veinte años. "Nuestra intención es conseguir algún tipo de ayudas para hacerle un lavado de cara, colocarlo en un lugar más accesible que éste (ahora se halla en una zona militar de acceso prohibido sin autorización), cerca de la entrada al aeropuerto desde la autopista, para que la gente amante o no del mundo de la aviación lo pudiera contemplar".

"Este primer arreglo", prosigue Buades, "no requeriría una inversión demasiado alta. Estamos hablando de unos 15 millones de las antiguas pesetas. Todo ello para preservar un símbolo de los inicios del turismo de masas que tanta riqueza ha proporcionado a estas islas. Más adelante se podría acondicionar también el interior del avión para que nuestros escolares o simplemente gente interesada pudiera recibir explicaciones e incluso visionar audiovisuales sobre el mundo de la aeronáutica".

Y es que el Convair Coronado 990 que ahora dormita semiabandonado en las pistas de la base aérea de Son Sant Joan tiene una porción de la historia del mundo de la aviación sobre sus espaldas.

Fue diseñado para usos militares por la empresa norteamericana de aeronáutica Convair y era un aparato supersónico, podía superar la velocidad del sonido, aunque finalmente fue readaptado para adecuarlo al transporte civil a principios de la década de los setenta.

En la actualidad, afirma Buades, tan sólo quedan tres aparatos de este tipo en el mundo. "Uno esta aún en activo en Estados Unidos, otro forma parte de un museo dedicado a la aviación en Alemania y el tercero está en Mallorca, olvidado y semiabandonado", recuenta.

Un traslado frustrado

"Spantax cesó su actividad y este avión quedó sin dueño", rememora Fernando Piña, ex presidente de Aena y de Aviación Civil que en la actualidad sigue ligado a su auténtica pasión a través de la presidencia de la FAM.

"No pasó la última revisión técnica porque era un gasto que la compañía Spantax no podía asumir en aquella tesitura, iba a abandonar la actividad y el avión obtuvo un permiso para volar una hora así como una autorización para un despegue y una toma. La intención era que realizase un último vuelo hasta Madrid para allí pasar a formar parte del museo de la base de Cuatro Vientos", repasa su memoria Piña.

"Pero no se podía permitir que un avión que ha protagonizado parte de la historia de la isla la abandonase de esta manera y los procesos se dilataron y se pusieron pequeñas trabas administrativas que finalmente consiguieron abortar la operación", revela Buades cauto, sin citar nombres.

El avión, tras vicisitudes derivadas del conflicto económico que vivió Spantax, tras muchos años bajo custodia judicial para hacer frente a múltiples demandas, fue donado finalmente a la FAM por una empresa, ya desaparecida, que lo había adquirido para enseñanza de personal de aviación.

"Era el avión de pasajeros más rápido de su tiempo. Transportaba a pasajeros a una velocidad de Mach 0,85 (Mach 1 es la velocidad del sonido). En la actualidad, los aviones comerciales vuelan a una velocidad de entre 0,72 y 0,76. Pero eso fue su perdición, aparte de que su capacidad de carga era escasa. Gastaba mucha gasolina, tenía una capacidad de transporte, tanto de carga como de pasajeros, limitada y, para colmo, dos circunstancias se aliaron contra él: el encarecimiento del precio del crudo a principios de los ochenta y la aparición de dos serios competidores, el Douglas DC8 y el Boeing 707, que gastaban menos y transportaban más pasajeros. Fue su sentencia de muerte. No era rentable", acaba Piña.