En una iniciativa sin precedentes en España, la Generalitat catalana tributó ayer por la tarde en Barcelona un sencillo y emotivo homenaje a los 65 ciudadanos de Balears internados entre 1940 y 1945 en Mauthausen, Aurigny, Buchenwald, Dachau y otros campos de exterminio nazis diseminados por Europa.

La Generalitat de Cataluña rindió ayer un sentido homenaje a todos los republicanos españoles -alrededor de 13.000, de los cuales 65 procedían de Balears o residieron después en las islas y, en concreto, 20 eran naturales de Mallorca- deportados a los campos nazis durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente a Mauthausen y su terrible Kommando de Gusen, un auténtico matadero de hombres.

Se trata del primer reconocimiento oficial de la historia realizado dentro de territorio estatal, que se suma por tanto a los actos celebrados el pasado mes de mayo en aquella ciudad austríaca de infausto recuerdo con motivo del sesenta aniversario de su liberación a manos de las tropas aliadas. Si entonces acudió el presidente Rodríguez Zapatero, esta vez fue el jefe del Ejecutivo catalán, Pasqual Maragall, quien dio realce al sencillo encuentro .

José María Aguirre Salaberría, nacido en Marquina (Vizcaya) hace 86 años, representó a los escasos supervivientes del archipiélago. Escuchó las intervenciones con mirada penetrante y gestos de fatiga, siempre orgulloso y digno. Además de este irreductible defensor de la causa antifascista, vecino de Son Roca (Palma), sólo quedan para contarlo a las actuales generaciones dos residentes en Francia, los ibicencos Bartomeu Marí Escandell y Joan Torres Ribas, ya muy ancianos, que no estuvieron presentes en el palacio de la plaza Sant Jaume. Ambos recibirán en sus domicilios una pieza en forma de cubo con una inscripción acreditativa.

Itinerario trágico

El escritor Jorge Semprún, deportado a Buchenwald, hizo un breve repaso cronológico de los principales hechos que explican el período histórico comprendido entre 1936, comienzo de la Guerra Civil, y 1945, cuando se produjo la derrota del nazismo. El ex ministro de Cultura rememoró el itinerario desarrollado por los exiliados republicanos, desde los pasos fronterizos hasta los campos, con las etapas de los centros de internamiento del sur de Francia, las compañías de trabajadores extranjeros, las fortificaciones de la Línea Maginot, la Resistencia, la captura y, finalmente, los llamados convoyes de la muerte.

José María Aguirre expresó su confianza en que los jóvenes aprendan la lección: "Estoy feliz, muy contento, ya era hora. Nunca es tarde para recordar lo que fue aquel infierno. Ojalá se repitan acontecimientos parecidos. Es preciso que las nuevas generaciones no olviden jamás lo que nos ocurrió a nosotros", manifestó antes de recoger su obsequio. El veterano combatiente dedica buena parte de su tiempo a dar charlas sobre el tema en colegios e institutos de Palma y la Part Forana.

Ocho mallorquines, como mínimo, se dejaron la vida en Mauthausen y Gusen: Ramon Artola Casals, Josep Azuaga Villalonga, Miquel Azuaga Villalonga, Joan Gelabert Miquel, Manuel Molins Martí, Miquel Oliver Sosias , Josep Roig Ribas y Rafel Xamena Moll. Y tres más murieron en otros fatídicos enclaves. Es el caso de Vicent Martorell, Rafel Moyà (Buchenwald) y Antoni Oliver (Sachsenhausen). En total, perecieron 36 baleares (18 de Menorca, 11 de Mallorca y 7 de las Pitiüses).

De esta manera, Cataluña tomó la iniciativa y se adelantó al Govern balear, entidad que aún no ha dispensado a las víctimas del fascismo el reconocimiento que, en cambio, sí les ha sido ofrecido en Francia, país que acogió a la mayoría de ellos al finalizar el conflicto bélico más devastador del siglo XX.

Veinte personas nacidas en Mallorca sufrieron en carne propia la maquinaria de muerte creada por el régimen de Adolf Hitler para aniquilar a sus enemigos. La relación que ahora dan por buena los historiadores, aunque todavía no constituya una lista definitiva, incluye los siguientes nombres, lugar de origen y su destino -final para muchos- en el sistema aniquilatorio nazi: Ramon Artola Casals, los hermanos sollerics Josep y Miquel Azuaga Villalonga, Joan Gelabert Miquel, Manuel Molins Martí, Gabriel Mora Mas, Miquel Oliver Sosias [sic], Josep Roig (o Roy) Ribas, Guillem Torrens Sastre, Rafel Xamena Moll (Mauthausen y sus instalaciones anexas), Pascual Pomar Bellafont (Aurigny), Joan Llompart Garau, Vicent Martorell, Rafel Moyà, Bartomeu Rullan (Buchenwald), Pere Bennàsar, Joan Picornell Femenías (Dachau), Antoni Oliver, Bartomeu Oliver (Sachsenhausen) y Antoni Frontera (Schirmeck-Vorbrück). Hay que añadir también a José María Aguirre, afincado en Mallorca desde 1953.

Por el momento, ya van veintiún nombres en una relación que sigue siendo provisional a falta de profundizar en los archivos