Matas, que conoce bien los entresijos de la alta política, aprovecha una visita a Madrid para colocarse de abanderado en la cruzada conservadora contra las reformas autonómicas de Zapatero y sus socios nacionalistas. Las encuestas parecen dar la razón al PP en su dura ofensiva contra el Estatut. La calle está muy preocupada, pero no resulta de recibo despertar los fantasmas de las dos españas. Tampoco es honesto aspirar a ser, al mismo tiempo, el alumno malo y díscolo (Cataluña) y el bueno y aplicado (el resto de España).