El president del Govern, Jaume Matas, abogó ayer por una "moratoria" en la aprobación de los estatutos autonómicos hasta ver "en qué queda el catalán". En una conferencia pronunciada en Madrid en un desayuno del Forum Europa, reclamó para Balears y para el resto de comunidades "el mismo trato que para Cataluña" y advirtió a Zapatero que "si Cataluña negocia bilateralmente su Estatut, también lo puede negociar Balears y mejorarlo; si Cataluña blinda su sistema de financiación autonómica, también lo puede blindar Balears; si Cataluña tiene poder sobre el sistema financiero y de mercado, también lo puede tener Balears, y Galicia, y Andalucía y Valencia".

El president recalcó que "al decir sí a este proyecto de estatuto, el Gobierno español ahora no puede decir no a las otras autonomías". Para Matas, Zapatero ha roto las reglas del juego al admitir la "bilateralidad" en las relaciones entre el Estado y una comunidad y "es inadmisible abordar los problemas de una autonomía sin hacerlo multilateralmente con el resto y por ello si se acepta el estatut catalán, que yo creo que así se hará, reclamo esa bilateralidad para Balears y para mejorar nuestro estatut". "Nunca iremos tan lejos como Cataluña", preciso después.

"No vamos a tolerar que, a nuestra costa, se otorgue un estatus especial a una parte de España", advirtió a Zapatero. Añadió que esta actitud no es mimetismo, sino defensa, de supervivencia". "Hay algo peor que una España rota, una España rota y apaleada", añadió.

Matas definió el estatut catalán como "inadmisible e insolidario", la misma insolidaridad "de Carod Rovira cuando negoció con ETA la inmunidad de Cataluña", y que pretende además, "crear un hecho diferencial a costa del resto". La tramitación del texto catalán supone "una inconstitucional y ridícula pretensión de reformar la constitución por la vía estatutaria" y responde a un modelo de "reinos de taifas" porque "no es el Gobierno de la nación quien gobierna el Estado sino que son las autonomías las que mandan". Para Matas, "el daño ya está hecho" por la "irresponsable y torpe" actuación de La Moncloa, "que nos ha llevado a un punto de no retorno" porque "ha creado un problema artificialmente. Esta es la diferencia", apostillo, "éste no es un despropósito creado por la autonomía irredenta de turno sino que lo ha creado el propio presidente de España".

Tildó al Ejecutivo de "Gobierno débil", el más débil de la democracia, "lo que no fueron los ejecutivos de Suárez, González y Aznar", lo que le convierte en "una desgracia para España "no por socialista sino porque actúa con una torpeza irresponsable". Es precisamente esta debilidad, "de la que es paradigma" lo que le ha arrastrado a instalarse en un proceso constituyente "perverso e intolerable" al tratar de cambiar las "reglas del juego por vías espurias y esperemos que no ilegales".