José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, lobby turístico integrado por una treintena de empresas líderes, participó el pasado mes de septiembre en las jornadas organizadas por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander sobre gestión sostenible del territorio turístico. Durante el desarrollo de las sesiones se planteó el peligro que supone la construcción desbocada en el litoral español y balear.

-¿Qué está sucediendo en Balears, donde varias cadenas hoteleras están tratando de desprenderse de parte de sus establecimientos?

-Balears compite con múltiples destinos del mundo y, de alguna manera, los empresarios que tienen una visión internacional buscan diversificar y equilibrar sus áreas de negocio y sus cuentas de resultados. No es necesariamente un fenómeno de retirada de Balears. Me consta que algunos grupos, si bien desinvirtiendo en ciertos hoteles de menor recorrido, están a su vez reinvirtiendo y reposicionándose en otro tipo de establecimientos en las propias islas. Supongo que en algunas zonas del archipiélago las expectativas de rentabilidad son menguantes y esa podría ser una de las razones que han motivado las desinversiones.

- ¿Qué opina de la reciente propuesta del president Jaume Matas sobre la necesidad de consensuar un nuevo modelo turístico?

-Coincidimos plenamente con el president en la necesidad de diseñar un nuevo marco estratégico con visión de largo plazo para que el turismo en Balears contemple y facilite nuevos modelos de gestión sostenible de nuestra oferta y demanda, amparados en los mayores consensos entre todos los actores e instituciones públicas y privadas. De este modo, Balears se iría adecuando a los retos y oportunidades que marca un nuevo escenario turístico internacional muy complejo y competitivo, donde es el turista final el que tiene cada vez más la sartén por el mango.

-¿Considera que en algunas zonas la rentabilidad podría haber tocado techo?

-Hoy en día la competitividad del hotelero está muy en función de lo que le circunda y no sólo de su propio establecimiento. Si yo fuera hotelero en una zona degradada, me replantearía reinvertir en mi establecimiento si en paralelo no se reinvierte en la rehabilitación integral del conjunto de la zona. Es muy difícil enjuiciar las decisiones de algunos empresarios turísticos que no están motivadas sólo por sus propios deseos, sino por el estado del entorno en el que se integran y que determina su techo de rentabilidad.

-El ´todo incluido´ parece un golpe más a los márgenes empresariales. ¿Qué vendrá después?

-Si un hotel obsoleto regala alimentos y bebidas, supone pan para hoy y hambre para mañana. Hay establecimientos que no tienen condiciones e intentan justificar estas carencias apelando al ´todo incluido´. No les queda mucho futuro. Entran en un ciclo perverso. Como no tienen producto, primero malvenden cada día más barato o regalan: dos por uno, tres por uno, all inclusive.? Llega un día en que no queda más remedio que echar el cierre. En Balears no sería de extrañar que haya algunas empresas en esa situación que tengan que cerrar, si bien para otras el ´todo incluido´ es un importante segmento de su demanda que pide un precio fijo y al que no pueden renunciar.

-¿Qué solución cabe?

-Se plantea la renovación, con el dilema antes señalado de que si están en una zona degradada, las esperanzas de recuperación del negocio son mucho más bajas que si se trata de un hotel degradado en una zona reformada. En este caso, se trata de una obligación personal. Si el empresario hace los deberes, saldrá adelante, pero si la zona está deteriorada, del tipo del Arenal, si los demás no cumplen sus deberes... el efecto nocivo se irradia. Si un mal hotel se malvende y se llena de clientela complicada, no beneficia a los de alrededor que han renovado sus establecimientos. Baja la competitividad del destino. De ahí la gran importancia de promover aceleradamente lo que en Exceltur llamamos planes ´renove´, como el de la Playa de Palma.

-Cuando habla de cierres, ¿sería con reconversión o sin ella?

-Con reconversión. Es lo que contemplan los planes de renovación integral, que deben planificarse y gestionarse por equipos multidisciplinares ajenos a presiones locales.

-Los empresarios suelen ser contrarios al intervencionismo de la Administración, pero en las jornadas recién finalizadas se ha escuchado un clamor para que actúe al menos en relación al boom del turismo residencial y sus efectos.

-Me sorprendió que el secretario general de Turismo (Raimon Martínez Fraile) nos etiquetara de conversos tras calificar a su vez al sector de depredador del territorio. Mejor ser conversos que apóstatas y consideramos que dentro de un sector tan transversal, tan atomizado, con tantos intereses locales y generales, tiene que haber una autoridad que, de alguna manera, infunda liderazgo, si no desde una posición normativa a la vieja usanza, cuando menos desde la posición de abrir luz e indicar caminos y facilitar consensos; y esa figura, dentro de nuestro sector, entendemos que debería corresponder a las Administraciones. Ni creemos en el laisse faire ni estamos pidiendo leyes restrictivas ni moratorias. Pedimos mejores radiografías para saber dónde estamos y hacia dónde vamos y un liderazgo capaz de aunar un diagnóstico y una visión a largo plazo más convergente que facilite el mayor consenso de los diversos actores sociales ante los múltiples y muy dispares intereses que hoy están encima de la mesa.

-¿Considera el sector que es necesario un freno a la construcción?

-En general, desde una perspectiva del negocio turístico, un auge constructivo ilimitado en los destinos no parece que genere los espacios turísticos más atractivos y del mayor valor añadido. A su vez, provoca sobreoferta de plazas regladas y residenciales que, en el caso de las residenciales, si no se ordena posteriormente su disfrute -que en buena parte discurre por circuitos alegales- genera competencia desleal frente a las regladas.

-En su día quienes construyeron grandes hoteles en la costa obtuvieron grandes beneficios. ¿Es justo que ahora se opongan a que otros logren lo mismo construyendo viviendas?

-Exceltur no se opone taxativamente a nada, sino que lo que ha deseado es ilustrar con su reciente informe el ritmo de crecimiento y la dirección inmobiliaria hacia la que va el conjunto de los destinos del litoral y las islas para poder reflexionar entre todos si es viable o no. En nuestra opinión, seguir con el ritmo actual que permite triplicar lo ya construido no parece sostenible en términos de sus impactos socioeconómicos laborales y sobre el entorno. Ahora bien, cada municipio tiene una casuística distinta y tendrá que analizar si su sociedad se siente conforme con su modelo de desarrollo, o si hay algún ámbito de mejora. No se pretende impedir nada, sino más bien promover la mayor conciencia de que el territorio del litoral es muy limitado y sensible. Ante aquellas construcciones desafortunadas que se hicieron en los sesenta y setenta, el argumento es sencillo: el sector no hizo más que lo que le permitía la ley, por tanto son tan cómplices de los desatinos los legisladores como los inversores.

-El sector hotelero balear pudo presentar alegaciones al Plan Territorial.

-El valor de lo que representa una gestión hotelera más corporativa ha cobrado mayor fuerza últimamente. Tradicionalmente, cuando a todos les iban bien las cosas, era un colectivo menos solidario e impasible, pero cuando las cosas empiezan a no ir bien...

-¿Exceltur presentó alguna?

-No lo hicimos porque no somos una asociación de ámbito balear. No hemos intervenido en el Plan Territorial ni en el ´renove´, pero tampoco nos han hecho ninguna petición oficial. Cada día es más evidente que los destinos turísticos ya no los pueden gestionar única y exclusivamente las Administraciones públicas. Debe intervenir además el sector privado, jugándose el bolsillo, y por ello se le debe permitir estar en la mesa, no sólo para opinar puntualmente, sino también para poder cogestionar y decidir.