No creo que ninguno de nuestros padres de la patria haya asumido que a estas alturas la prioridad a la hora de implantar una televisión pública más, como puede ser IB3, no es ni las horas de emisión que va a tener, ni el idioma, ni incluso, si me apuran, lo que va a costar. Lo prioritario es si la programación que se nos ofrecerá aporta algo en el panorama mayormente deleznable de lo que se emite a través de la antes llamada caja tonta. Las parrillas televisivas están llenas de programas de cotilleo absurdo, de vivencias de personajes que no tienen nada que aportar porque nada saben, de teletiendas, telehoróscopos y un largo etcétera, del que sólo podemos defendernos gracias al magnífico invento del mando a distancia, que te permite ejercitar uno de los mejores deportes de butaca de salón: el 'zapping'. A los políticos no les preocupa tanto eso como tener una televisión que les ensalce, les retrate y que omita sus errores.Todo lo demás es accesorio, por desgracia.