Decland O'Donovan ha visitado en bastantes ocasiones la isla, tanto por motivos profesionales, en calidad de embajador de Irlanda en nuestro país desde diciembre de 2001, como por turismo e historiador interesado en la cultura mediterránea. Este diplomático se muestra convencido de la necesidad de una Constitución europea y de fomentar el espíritu europeísta entre los ciudadanos, así como de conocer las distintas comunidades españolas para entender España.

-¿Cuál ha sido el motivo de su visita a la isla?

-Es muy importante que los embajadores en Madrid visiten las comunidades de España, porque en su sistema político son muy importantes. Me gusta mucho visitar Balears, teníamos buenas relaciones con el Gobierno anterior del señor Antich y esta visita a Jaume Matas era de cortesía. Le conocía como ministro en Madrid, pero el año pasado no tuve oportunidad de visitarle. Hoy ha sido la primera vez que le he visitado como president del Govern.

-¿En la reunión con Matas se ha hablado de turismo o de comercio?

-Sí, por supuesto de turismo, de lo que ha pasado en la isla, de la ecotasa... Yo no entro en esta discusión, pero para nosotros es interesante porque también somos un país de turismo, tenemos unos 6 millones de personas residentes y como turistas, menos que Mallorca, unos seis o siete millones. Como modelo de turismo Balears es interesante. También hay asuntos comerciales, exportaciones, importaciones, que me gustaría mucho ver crecer.

-¿Y cuál es el balance del turismo con España?

-Tenemos un millón de visitas de la República a España, y respecto a Mallorca las cifras revelan que en 2003 hubo 187.000 personas de turismo. No está mal. Hay más visitas de Irlanda a Balears, que al revés, pero desde mi punto de vista se ve un crecimiento muy importante en este número de visitantes españoles a Irlanda, y no incluyo a la gente que viaja para aprender inglés. A mí me gustaría ver a más españoles viajando a Irlanda para conocer el país, como turistas. En esta Unión Europea es muy importante el turismo para enseñar a la gente lo que pasa en Europa.

-Con la entrada de nuevos países en la UE ¿no temen el recorte de las ayudas que hasta ahora recibía?

-Como hemos crecido mucho como miembro de la UE vamos a ser muy pronto un contribuyente neto en lugar de beneficiario. España también pasará a serlo, pero no tan pronto. Lo que va a pasar es que habrá oportunidades con los diez nuevos socios de la Unión para hacer negocio.

-Balears se siente afectada por la insularidad frente a otras regiones europeas. ¿Pasa lo mismo en Irlanda?

-No pensamos tanto en ello. En los años 70, había un miedo bastante grande de lo que nos podía pasar en la UE como isla dentro de una isla. Ahora nos sentimos en el centro de Europa, no tenemos ninguna sensación de estar aislados. Para el desarrollo económico de Irlanda han sido importantes las relaciones con Estados Unidos. Ustedes tienen una historia muy impresionante en el Mediterráneo y lo he comentado con Jaume Matas. Como historiador me interesa mucho Mallorca.

-¿Cómo se vivió en Irlanda el cambio político de España?

-Un cambio de Gobierno es siempre interesante y en esas circunstancias de marzo mucho más impresionante. Pero en España ha cambiado el Gobierno en circunstancias muy difíciles, pero no ha sido un golpe de Estado, hay personas que ya no están en el poder, han pasado a otro trabajo y es todo normal. Hemos olvidado la importancia de la democracia para hacer un cambio de Gobierno.

-Su Gobierno afirma que el redespliegue de soldados ingleses se está efectuando con lentitud en Irlanda del Norte. Después de años de violencia ¿Cuál es la situación de esta zona, se ha pacificado?

-¿Qué quiere decir pacificado? He pasado 12 años de mi vida ocupándome de Irlanda del Norte y lo importante es que no hay violencia sistemática, sino gansterismo. Pero no hay una violencia como la de hace diez años o más. Salí de Irlanda del Norte en el 95, después de la primera tregua y ha cambiado mucho. Hay espacio para respirar. A veces la gente en España me pregunta porqué los soldados continúan allí... bueno, no puede cambiar todo en diez años. Como historiador quizás sea demasiado consciente de cuántos años son necesarios.