El conseller Joan Flaquer rebajó, a la condición de "anécdota" , la presentación en el Parlament de gastos oficiales del Govern en un local de alterne de Moscú, en documentación avalada por su firma. Sin embargo, la actividad en el complejo sexual de la expedición de Jaume Matas a la capital rusa generó más tráfico burocrático que el resto de la promoción, llevada a cabo en ese país, del 24 al 26 de febrero. Las facturas de alterne y descorche superan en número a los restantes documentos entregados.

Juan Carlos Alía, el director de Ibatur destituido a raíz de la presentación de los gastos de alterne, se escudó en "un error atribuible a la cantidad de facturas que se generan". La imagen de un papeleo voluminoso, que se desprende de esa frase, no viene avalada por la realidad. La vicepresidenta Estaràs sólo entregó al Parlament -en nombre de Flaquer- 15 facturas del viaje de Matas a Moscú. De ellas, siete corresponden al alterne y otra a un descorche en el que cinco personas bebieron medio centenar de consumiciones alcohólicas en 54 minutos. Comparativamente, cuatro piezas documentales corresponden al cóctel ofrecido en Moscú, dos a los gastos originados en el hotel -a razón de 45 mil pesetas por personas, coste de habitación al margen- y una al abono de mil euros al guía-intérprete

La conselleria de Flaquer dispuso de cuatro meses para tramitar la entrega de documentación al Parlament, en respuesta a una solicitud del socialista Antoni Diéguez. Además, los siete tiques de los seis miembros de la expedición -Matas, Flaquer, Alía, Francisco Salas, el jefe de prensa y un escolta- están firmados uno a uno por el tercero de ellos, visados por un jefe de sección y cuidadosamente alineados para ser fotocopiados. Sin embargo, no se aporta traducción, por lo que se ignora cómo logró descifrarlos el entramado funcionarial. También son el único gasto individualizado de los tres días en Moscú. No hay nada similar en comidas ni en transportes, facilitados por un magnate ruso.

En caso de que la expedición de Matas no pensara computar los gastos de alterne como oficiales, cuesta entender para qué conservaron las facturas de su actividad sexual, un gesto extraño en cualquier usuario de esos servicios. Lo mismo cabe decir del tique de descorche, cuidadosamente doblado por la mitad para entregarlo al aparato burocrático.

La confusión con "taxis", apuntada también por Alía, queda descartada por la repetición en siete ocasiones del mismo precio, hasta los céntimos o kópeks. Además, no se ha entregado ninguna factura relativa a ese medio de transporte. La hipótesis del descuido no cuadra con la cuidadosa selección de las páginas en los gastos de hotel, cuya pormenorización ha sido suprimida. Tampoco se especifican el destino de 8.000 rublos redondos -cerca de 35.000 pesetas- cargados por el Kempinski. Durante meses, funcionarios de la Comunidad han invertido una parte de su tiempo en la tramitación de gastos de alterne.