La Iglesia de Mallorca está viviendo un cierto repunte de secularizaciones en el clero diocesano. Después de las dos últimas ´bajas´, que tuvieron lugar entre 2004 y 2005, ahora en poco más de un año tres curas han decidido ´colgar los hábitos´. Con estas nuevas renuncias el total de la diócesis suma ahora 99, desde la primera en 1966.

Los últimos mallorquines en pedir la dispensa a Roma son Miquel Amengual Saurina, natural de Inca; Josep Garau Trias, nacido en Pòrtol (Marratxí), y Bartomeu Mir Ramon, de Lloseta. El primero de ellos, ordenado en 1967, optó por secularizarse el año pasado, una vez cumplidos los 65 años y por lo tanto llegado a la edad de jubilación. Hasta entonces fue el párroco de Selva y de Caimari, y anteriormente había sido misionero en Lima (Perú). Garau, ordenado en 1985, fue rector de Palmanyola, vicario de San Jaime (Palma) y hasta ahora presidía el Centro de Estudios Teológicos de Mallorca (CETEM). En cuanto a Mir, pese a estar ordenado en 1983, llevaba años sin ejercer su ministerio y no tenía ninguna parroquia asignada.

Sonada marcha

Previamente a estos tres curas, el que fuera párroco de San Miquel, una de las iglesias más conocidas de Palma, y delegado diocesano de Catequesis, Llorenç Riera (Bunyola), también ´colgó el hábito´ en abril de 2005, no sin provocar cierto revuelo. Estas cuatro secularizaciones han tenido lugar en el periplo que lleva el obispo Jesús Murgui al frente de la diócesis (tomó posesión el 21 de febrero de 2004).

Otro ex sacerdote desde 1990, Joan Simonet Vidal, que fue párroco de Capdepera y Cala Rajada y también estuvo en Perú, decidió abandonar durante el periodo de transición en el que la diócesis estuvo sin prelado debido a la repentina muerte de Teodor Úbeda.

A excepción del llosetí Mir, estos ex sacerdotes han ´salido´ de la Iglesia para vivir en pareja. Y es que, a decir de varios curas consultados, "de ser opcional el celibato, más de la mitad de los secularizados no lo hubieran dejado". Con todo, Pere Barceló, que preside a este colectivo en Balears, señala que las causas que desembocan en una renuncia al sacerdocio "nunca es una sola, sino múltiples y diversas". Y sobre el tema sentimental, este cura casado recuerda que la curia mallorquina suele hacer la vista gorda "en las privacidades del clero: ´Mientras hagáis sin escandalizar, no diremos nada´, es una consigna episcopal y no de ahora, sino ya de antes", aseveración que corroboran todos los clérigos consultados. De hecho, muchos párrocos en activo saben que otros compañeros mantienen de facto relaciones sentimentales, y en algún caso están esperando situaciones personales más propicias para dar el paso al estado secular.

Críticas al obispo

Por otra parte, sin que tenga una relación directa con las secularizaciones, el episcopado de Murgui está creando un amplio descontento entre las bases del clero, especialmente en la part forana.

Son muchos los presbíteros que coinciden en que la gestión del obispo y su curia "deja mucho que desear". Hay rectores que se sienten "desamparados" y "desatendidos" en muchos aspectos de su vida personal, por no hablar de la doble vara de medir: "A según que curas enseguida les llaman al orden y otros hacen lo que les viene en gana". Hay un sentir generalizado, además, de que "muchas cosas no van bien", y algunos rectores citan el arciprestazgo de la zona norte de la isla como ejemplo más flagrante de "falto de orden" y de "nula actividad pastoral".