Un total de 25 personas han muerto en Mallorca por 'torrentadas' entre los años 1960 y 2018. Investigadores del grupo de Climatologia, Hidrologia, Riscs Naturals i Territori (CLIMARIS) de la Universitat de les Illes Balears (UIB) han identificado todos los casos y han descrito la localización, las características del curso de agua que las ha provocado y las circunstancias de precipitación que han producido el desbordamiento.

El estudio se ha publicado recientemente en la revista científica Journal of Flood Risk Management y lo firman Miquel Grimalt, Joan Rosselló y Joan Bauzà, miembros del grupo de ReCeCo CLIMARIS de la UIB.

El estudio también averigua las particularidades de cada caso, desde la edad, el sexo y origen de la víctima hasta las condiciones en que ha sido arrastrada por el agua, la datación detallada en cuanto a horario y la tipología del entorno en que se ha producido (diferenciando entre ambientes urbanos y rurales, y detallando si fue en una edificación, una vía de comunicación y, en este último caso, si se trataba de un vehículo, que se ha visto claramente que es el principal factor de riesgo mortal en estas situaciones).

La mortalidad por este fenómeno natural es "notoria", según ha destacado la UIB en un comunicado: 25 personas que han perdido la vida a causa de las crecidas de torrentes en los últimos 58 años. Sin embargo, los investigadores han podido comprobar que esta cifra es inferior, en términos relativos, a la constatada en otros ámbitos mediterráneos continentales cercanos. Con todo, "se debe tener en cuenta el factor del azar" que ha determinado que un solo episodio, el de las inundaciones de Sant Llorenç del 9 de octubre de 2018, concentre más de la mitad de los decesos.

La peligrosidad de los vehículos

Los vehículos son, con diferencia, el factor de riesgo mortal principal cuando se desborda un torrente: 14 personas han fallecido en coches (en circulación o detenidos). En contraste, en edificaciones se han contabilizado ocho casos de víctimas. El resto de víctimas estaban circulando a pie al aire libre.

"El incremento del parque de vehículos y de la movilidad habitual rodada hacen prever un aumento de casos trágicos, sobre todo si tenemos en cuenta las características de los vehículos predominantes hoy: ligeros, estancos y que flotan"

Los investigadores prevén que el incremento del parque de vehículos y de la movilidad habitual rodada harán aumentar los "casos trágicos", sobre todo si tenemos en cuenta las características de los vehículos predominantes a día de hoy: ligeros, estancos y que flotan, y, por tanto, "fácilmente arrastrados" con muy poca lámina de agua.

Vehículos que fueron arrastrados en las inundaciones de Sant Llorenç en 2018 M. MIELNIEZUK

En consecuencia, la conclusión de los investigadores de la UIB es que "para evitar más víctimas hay que actuar no sólo en los núcleos urbanos y áreas edificadas, sino también en la red viaria". Sin embargo, consideran, cualquier acción debe ser guiada "por una recuperación de la cultura del riesgo"; es decir, que, independientemente de que se mejoren las condiciones de las carreteras y caminos, "los conductores y ocupantes de un vehículo deben tener presentes el riesgos inherentes al agua que corre".

El grupo de investigadores destaca que "las defunciones no necesariamente se producen en los cursos de agua más caudal: un número notorio de los casos se han producido en torrentes de poca entidad y con caudales de agua "no necesariamente importantes". El caso "extremo" es el de la mujer arrastrada en Alaró en septiembre de 2006 por un badén de cuenca exigua.

Funeral de la mujer fallecida en Alaró en 2006 B.NOGUERA

Circunstancias similares se repitieron en el caso del fallecimiento de un niño de poco meses, cuya casa en Lloseta se annegó en octubre de 1973 por un curso secundario que atraviesa el pueblo. Lo mismo se puede constatar con los vehículos arrastrados, indican los investigadores, como sucedió en noviembre de 1990 en un afluente secundario del torrente de Pula (Son Servera). Finalmente se volvió a registrar un episodio similar en uno de los eventos mediáticamente más tratados, el del Hotel des Corso, en Portocolom, en septiembre de 1989 .

Portocolom sufrió graves inundaciones en 1989

El ReCeCo indica que "a menudo los tópicos enmascaran la realidad". Señalan que "se ha querido suponer una relación directa entre el creciente grado de urbanización y la llegada masiva de turistas (desconocedores de nuestro medio)" con un incremento de las víctimas por torrentadas, pero, indican los investigadores, el estudio constata que de las ocho personas que han muerto en áreas urbanas, 'sólo' tres lo han sido en zonas litorales turísticas. 

En cuanto a la incidencia sobre la población según su origen, el número de víctimas residentes en Mallorca es mayoritario (19, de las cuales sólo 3 eran extranjeras con vivienda permanente en la isla). Seis turistas han fallecido por este tipo de fenómenos naturales.