En el último año las vacunas se han convertido en el tema principal de muchas de las conversaciones en medios de comunicación y en nuestros encuentros familiares o con amigos. Pero, ¿sabemos realmente cómo y dónde se fabrican tantas dosis de vacunas?
A punto de cumplirse dos años desde que la Organización Mundial de la Salud declarara de manera oficial como pandemia a la enfermedad causada por el coronavirus, ya existen cinco vacunas contra la Covid-19 aprobadas por la agencia estadounidense (FDA) y europea (EMA), y más de una veintena está en la última etapa de investigación. Además, la producción de vacunas frente a la Covid-19 ha superado ya la cifra de 11.200 millones de dosis, suficientes para vacunar a toda la población adulta mundial, según los datos de la consultora independiente Airfinity.
¿Cómo se ha sido posible esta hazaña científica y logística? Hemos asistido -casi en directo- a la mayor carrera investigadora en la historia de la medicina. Desde el comienzo de la pandemia se puso en marcha una carrera a gran velocidad para el desarrollo de vacunas, abriendo caminos nuevos para ganar tiempo. Y ello sobre la base de una colaboración, también histórica, entre compañías farmacéuticas, instituciones públicas y privadas de investigación, agencias evaluadoras y gobiernos, sin escatimar ninguno de ellos esfuerzos y recursos. Gracias a ello, un proceso complejo y largo, como es el del desarrollo de un nuevo medicamento o vacuna que suele durar entre 8 y 10 años, se ha cubierto en meses.
Pero, casi tan compleja como la investigación y el desarrollo de estas vacunas ha sido su producción a una escala como nunca antes se había necesitado. El ritmo mensual de producción de vacunas se ha multiplicado por cuatro desde el inicio de la fabricación. La producción comenzó siendo cercana a los 350 millones de dosis al mes y actualmente se fabrican más de 1.400 millones de dosis todos los meses.
Este rápido aumento en la producción de vacunas ha sido posible gracias a que las compañías farmacéuticas, en paralelo al proceso de investigación, ampliaron sus propias plantas de producción para aumentar su capacidad e incluso comenzaron a producir vacunas a riesgo, antes de que fueran aprobadas por las agencias reguladoras, según indican fuentes de Farmaindustria. Junto a ello, buscaron y firmaron acuerdos de transferencia de tecnología con empresas de cualquier país del mundo con capacidad para participar en la producción de estas vacunas. Ya se contabilizan cerca de 340 acuerdos de colaboración, que implican a casi un centenar de empresas, muchas de ellas competidoras.
De estos acuerdos, casi 200 incluyen diversas formas de colaboración voluntaria que se basan en la transferencia de tecnología y el intercambio de conocimientos sobre los procesos y las tecnologías utilizadas para fabricar las vacunas, así como la formación de personal especializado para garantizar los estándares de calidad.
Gracias a estos acuerdos, la capacidad mundial de producción de todo tipo de vacunas -que era de algo más de 4.000 millones de dosis al año antes de la pandemia- se ha triplicado sólo para las que combaten el coronavirus.
32 fábricas en Europa
Todo el proceso de la vacuna no se produce en una misma fábrica de un país concreto ni en el mismo laboratorio. Las sustancias necesarias para la fabricación de las vacunas contra la Covid-19 se están produciendo en al menos 83 plantas de producción situadas en 70 países de todo el mundo. Europa se ha convertido en una de las principales fábricas de vacunas contra la Covid-19 ya que cuenta con 32 plantas con capacidad de elaborar los ingredientes necesarios y 34 instalaciones son las encargadas del proceso final de las vacunas. Producir una vacuna es un proceso complejo y necesita más de 200 materiales que se suministran desde diferentes fábricas repartidas por todo el mundo.
¿Dónde se están desarrollando las principales vacunas que nos han administrado en España? Por ejemplo, Comirnaty, la vacuna desarrollada por BioNTech y Pfizer, se termina en la ciudad alemana de Marburg, pero los ingredientes sin tratar salen la fábrica de Pfizer en Missouri, de allí pasan, entre otros lugares, por Andover (Massachussets) y Kalamazoo. Durante el 2021 se aprobó aumentar la capacidad de fabricación de esta vacuna en las instalaciones de Puurs (Bélgica).
En el caso de AstraZeneca, el principio activo para la vacuna se produce en la ciudad de Leiden (Holanda). Pero algunas de las plantas de producción que forman parte del proceso se encuentran en diferentes puntos de Europa: Novasep (Bélgica), Oxford Biomedica (Oxford) y Cobra Biologics (Reino Unido).
Por su parte, uno de los puntos donde se lleva a cabo la producción de la vacuna de Moderna se lleva a cabo en la planta de Lonza, en Visp (Suiza). Mientras, uno de los lugares en los que se fabrica la vacuna de Johnson & Johnson es en las instalaciones de la compañía Catalent en Bloomington, Indiana (EEUU).
En España hay cuatro compañías que están participando también en la producción de las vacunas de Covid-19, gracias a estos acuerdos de licencia con las empresas descubridoras. Así, la gallega Biofabri, del grupo Zendal, tiene un acuerdo para producir la de la compañía americana Novavax; también los laboratorios Rovi participaran en la producción de las vacunas de Moderna en sus fábricas de Madrid y Granada e Insud Pharma acordó con AstraZeneca hacerse cargo de la fabricación de los viales de su vacuna en su planta de Azuqueca de Henares (Guadalajara). La cuarta compañía española es Reig Jofre, que acordó con Janssen producir su vacuna a finales de junio en su planta de Sant Joan Despí (Barcelona).
Los acuerdos entre compañías han sido fundamentales para que todas puedan sumarse a la producción de la vacuna con las mismas garantías de calidad y seguridad. Esto ha sido posible gracias al sistema actual de propiedad industrial a través de las patentes, ya que genera un marco de protección y confianza a las compañías desarrolladoras para transferir conocimiento y tecnología a otras empresas.