
Hablamos con algunos de los más reputados profesionales de la industria farmacéutica y descubrimos qué mueve a un sector que emplea a más de 5.000 personas en I+D y en el que se invirtieron, solo en 2019, más de 1.200 millones de euros.
“Si algo ha puesto de manifiesto esta pandemia es que estamos faltos de nuevas medicinas para superar ésta y otras muchas enfermedades, por lo que la investigación farmacológica no es una opción sino una necesidad básica”. “Cuando crees que has encontrado un nuevo tratamiento o terapia aparecen otras nuevas enfermedades y tienes que reiniciar el proceso”. “El objetivo único es mejorar la vida de personas a las que no conocemos, pero que están ahí”.
Quienes así hablan son científicos de diferentes compañías farmacéuticas de nuestro país cuando se les pregunta qué es lo que motiva su trabajo y qué les inspira en su día a día para asumir y liderar esa búsqueda incansable del medicamento que dé con la cura o controle alguna de las enfermedades que empeora o incluso cuesta la vida a las personas.
¿Sabía que el 73% del incremento de la esperanza de vida en los países desarrollados se debe directamente a los nuevos medicamentos? Y es que hoy por hoy este es el gran instrumento terapéutico del que disponemos por ser el arma más efectiva para combatir, paliar y curar enfermedades. Por eso es importante poner en valor el largo, complejo y costoso proceso por el que tiene que pasar un medicamento desde que se descubre en un laboratorio hasta que (por fin) puede ser administrado al paciente.

En el primer peldaño de la larga escalera que recorre un medicamento la I+D juega un papel protagonista. La industria farmacéutica innovadora es la responsable de la gran mayoría de los medicamentos disponibles, y esto no sería posible sin el enorme esfuerzo tanto económico como de recursos humanos que se realiza en el sector. Sin ir más lejos, en 2019 se batió un récord histórico de inversión en el sector alcanzando la cifra de 1.211 millones de euros.
En el mismo ejercicio también creció exponencialmente el número de personas que se incorporaron a las compañías asociadas a Farmaindustria. Solo en tareas de investigación y desarrollo, la contratación creció en ese año un 4,2% y alcanzó las 5.006 personas (siendo el 88% de ellos titulados superiores universitarios), lo que supone otro máximo histórico.
Hablan los protagonistas
Para dar voz a las mujeres y hombres que hacen, con su esfuerzo diario, que esto sea posible, Farmaindustria ha puesto en marcha la iniciativa #InnovamosParaTi, mediante la cual algunos de sus protagonistas explican qué significa trabajar en el proceso investigador de los medicamentos del futuro, por qué decidieron dedicar sus carreras a este campo o cómo viven cada día su experiencia.
Así, Carla Mateo, del Departamento de Investigación Clínica de Menarini, cuenta que para ella la esencia de la investigación se resume en esta frase: “Cuando crees que tienes todas las respuestas llega el universo y te cambia todas las preguntas. Y eso es lo que pasa con las enfermedades: cuando crees que has encontrado un nuevo tratamiento o terapia aparecen otras nuevas enfermedades y tienes que reiniciar el proceso”.
Javier Mendiola, investigador del Centro de I+D de Lilly, destaca de su trabajo el “aprendizaje continuo que tiene como fruto tomar conciencia de que algo increíble va a ser conocido”. Esta misma pasión sigue estando, tras 20 años de experiencia, en Montserrat Farnós, experta en desarrollo de Bayer, pues “cada pequeño logro o nuevo conocimiento sirve para inyectarme una nueva dosis de energía”.
José Casatorres, científico investigador de Mejora de Procesos en la planta biotecnológica de Merck, subraya la importancia de mantenerse “continuamente actualizados en los avances de la ciencia, pero a la vez conocer y manejar las nuevas tecnologías derivadas de estos avances”.
En el caso de Eva María López Román, científica del centro de investigación en patologías emergentes de GSK, lo más importante es que su trabajo “contribuye a que cada día estemos más cerca de conseguir una nueva medicina que salvará vidas”. Si algo ha puesto de manifiesto esta pandemia, añade, “es que estamos faltos de nuevas medicinas para superar ésta y otras muchas enfermedades, por lo que la investigación farmacológica no es una opción sino una necesidad básica”.
Conseguir “un futuro mejor” es lo que impulsa el trabajo diario de Francisco Fernández Campos, responsable de Desarrollo Galénico de Productos Tópicos y Orales de Reig Jofre, al igual que en el caso de Carmen Montoto, directora médica, de Calidad y de Regulatorio de Takeda: “Lo que hacemos tiene el objetivo único de mejorar la vida de personas a las que no conocemos, pero que están ahí, y sus médicos están ansiosos por que les facilitemos herramientas que les ayuden a hacer mejor su trabajo”.