La recuperación de la fabricación de materias primas a nivel nacional, clave para las autoridades sanitarias europeas y las compañías asociadas a Farmaindustria.
160 plantas de producción cuya actividad industrial está directamente ligada al sector farmacéutico, 26.000 puestos de trabajo, una facturación de 15.000 millones de euros al año…
Las cifras en torno a la industria farmacéutica en nuestro país son astronómicas, algo que ha quedado patente, sobre todo, durante la crisis de la Covid19. Y es que, para garantizar el suministro de medicamentos, esta industria ha sacado músculo ampliado turnos o redoblado esfuerzos e incrementando así la producción de productos considerados críticos o esenciales en la lucha contra el coronavirus. Salvador Illa, Ministro de Sanidad, ha alabado este gran trabajo y ha asegurado que gracias a la planificación y esfuerzo de la industria farmacéutica se ha producido en ningún momento desabastecimiento ni en hospitales ni en farmacias y que los 25 millones de españoles que consumen al menos un medicamento al día han podido disponer de su tratamiento.
Para lograrlo, las industrias han puesto en marcha planes de contingencia y han trabajado en estrecha colaboración con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) compartiendo información para adelantarse a la posible falta de alguna materia prima y coordinando la atención a los pacientes.
“Diariamente, hacemos importantes esfuerzos en las plantas productivas de Barcelona, Toledo y Malmö (Suecia) para replanificar nuestra fabricación en función de las necesidades de cada mercado. Estamos en contacto diario con la Aemps para adaptar nuestras producciones a los medicamentos que se requieren de forma crítica en cada momento”, afirma Marta Español, directora de Regulatory Affairs de Reig Jofre, cuya compañía es una de las muchas que ha tenido que reorganizar sus planes de producción para adaptarlos a la crisis.
Mercados europeos Vs. asiáticos
La pandemia ha provocado que en la hoja de ruta de los diferentes gobiernos europeos, haya una anotación de carácter preferente: la necesidad de devolver la fabricación de las materias primas a los mercados nacionales. Y es que durante años la producción de muchos medicamentos o principios activos se iba trasladando a mercados asiáticos, fundamentalmente China e India, donde no se asumen los costes salariales, regulatorios y ambientales que sí soportan nuestras las industrias. Esto, unido a la preocupación por el suministro de principios activos necesarios durante la pandemia, ha provocado que la recuperación de la producción local esté en las agendas de las compañías asociadas a Farmaindustria y sobre la mesa de las autoridades sanitarias de los diferentes países miembros.
El cumplimiento de los programas de fabricación y un cierto alivio por la recuperación del mercado chino hacen que los responsables de las diferentes compañías vean la luz al final del túnel sin perder de vista a sus proveedores internacionales. En palabras de Ramón Esquerdo, director de Manufacturing de Menarini España: “Estamos cumpliendo nuestros programas de fabricación. Es cierto que nos preocupa el abastecimiento de materias primas procedentes de Asia, pero nuestros responsables logísticos están ojo avizor. China, que es uno de los grandes suministradores, ya comienza a respirar tras sufrir el duro impacto de la pandemia, y eso es buena noticia”. En la misma línea se pronuncia José Cristóbal, director de Ingeniería de Rovi: “Hemos tenido que realizar un esfuerzo logístico para garantizar el suministro de materias primas”.
La importancia del stock de seguridad
“Trabajamos con los proveedores para anticipar potenciales problemas de suministro de materiales necesarios para nuestra producción”, explica Fabio Nofrini, director de la planta de Lilly en España, ubicada en Alcobendas (Madrid). Es precisamente este stock de seguridad previsto por los laboratorios una de las claves que está permitiendo que, a día de hoy, no haya desabastecimiento de medicamentos. En la planta que dirige Nofrini, como en muchas otras, se han puesto en marcha “procesos de comunicación diarios con nuestros grupos globales de Supply Chain para asegurar que metemos en nuestro plan diario las fluctuaciones de demanda que esta crisis está originando en los más de 120 países en los que suministramos medicamentos”. Gracias a este minucioso trabajo de planificación, regido por las máximas de no hacer acopio y de adecuar los pedidos a ejercicios anteriores, hoy podemos hablar solo de puntuales tensiones ocasionadas por el crecimiento de la demanda en algunos hospitales y farmacias.
Trabajar en la era Covid19
Además de los esfuerzos por mantener la fabricación redoblando turnos de trabajo, estos meses hemos asistido al fenómeno de reinvención de las compañías más innovadoras. Así las plantas que han tenido la posibilidad han adaptado sus líneas para la fabricación de productos que se han convertido en esenciales para evitar contagios por coronavirus, como los geles hidroalcohólicos, demostrando una gran capacidad de respuesta a los cambios en el mercado de consumo.
Otro punto importantísimo en el que se ha distinguido la industria farmacéutica por su rápida adaptación ha sido el de los protocolos de actuación en sus fábricas para garantizar la máxima seguridad para sus trabajadores. “Nuestro compromiso con el suministro de medicamentos a nuestros pacientes es total, por ello hemos tomado todas las medidas de segregación e higiénicas necesarias para seguir fabricando nuestros fármacos al mismo ritmo que antes de la crisis del coronavirus, asegurando la máxima protección de nuestros compañeros”, segura Ismael de los Mozos, director de la fábrica en Aranda de Duero (Burgos) de GSK. Para Jorge Álvarez, director de la planta de Bayer en La Felguera (Asturias), que produce todo el ácido acetilsalicílico que distribuye la compañía a nivel mundial: “La salud y la seguridad de nuestros empleados es prioritaria, así como mantener nuestra actividad pensando en los pacientes que necesitan nuestros productos. Analizamos constantemente los procesos y la racionalización del trabajo para hacerlo posible. Solamente están en la planta aquellos trabajadores que son imprescindibles para mantener el trabajo”.
Las primeras medidas pasaron, como en otros sectores, por suspender viajes y reuniones presenciales e implantar el teletrabajo en aquellos puestos en los que se pudiera. A ellas le siguieron una batería de protocolos y acciones preventivas focalizadas en los empleados cuya actividad presencial es inevitable, entre las que destacan el cumplimiento de la distancia mínima de seguridad, tanto en espacios de trabajo como en zonas comunes; extremar las medidas de higienización de las plantas; suministrar equipos de protección individual; facilitar el desplazamiento para evitar el uso del transporte público, y, sobre todo, la segregación de turnos y creación de turnos extra, que han permitido entradas y salidas escalonadas de los equipos a las plantas. En la sede de Badalona de Menarini España, según explica Ramón Esquerdo, “debíamos mantener los turnos para garantizar el suministro. Nuestra fábrica funciona a triple turno, porque si no, no podíamos mantener la producción. Así que creamos un espacio de media hora para cada turno que nos sirve para higienizar todas las instalaciones y dejarlas preparadas hasta el turno siguiente. Esto es un plus de seguridad para nuestros trabajadores”.
Marta Español, de Reig Jofre, explica que se han adoptado “estrictas medidas de seguridad que empiezan con el control de temperatura antes de entrar en las plantas y el recordatorio frecuentemente de la necesidad de mantener la distancia de seguridad”. En esta compañía, además, se ha incorporado a la plantilla de cada una de sus fábricas un médico que se encarga de hacer un seguimiento más estrecho del personal que acude diariamente a su puesto de trabajo, en caso de que se den posibles contagios.
Las máximas de calidad y seguridad
“Nuestras plantillas han absorbido estos nuevos procedimientos mucho más rápido que otros sectores, gracias al elevado nivel de rigor con el que trabajamos en la industria farmacéutica”, precisa Esquerdo, de Menarini. Y es que las características propias de este tipo de industria les ha servido para que, desde el inicio de la pandemia, equipos de calidad, producción, logística, fabricación, almacenaje o distribución acudan a su puesto de trabajo cumpliendo esta nueva operativa con el máximo rigor de quien ya lo tiene interiorizado. Sin duda estos trabajadores están más que acostumbrados a aplicar la estandarización de procesos de un modo rápido y eficiente.
Las compañías de Farmaindustria han querido ayudar a sus empleados manteniendo un flujo de comunicación interna constante, una manera eficaz de paliar la incertidumbre con la que todos acudimos cada día a nuestro trabajo desde marzo. “Tenemos reuniones diarias y transmitimos a los equipos mensajes para animar a nuestros profesionales. Es vital mantener la comunicación y dar explicaciones directas, así como trasladar la importancia del trabajo que realizamos, su utilidad. Estar trabajando es una motivación en sí”, valora el director de Ingeniería de Rovi, José Cristóbal.
“Vivimos momentos excepcionales no sólo como profesionales, sino como sociedad. La normalidad en estos días ha desaparecido y estamos afrontando un importante reto física y mentalmente. No obstante, nos guía nuestra responsabilidad y el compromiso por seguir adelante con nuestro trabajo por su contribución y necesidad, ahora más que nunca, a la sociedad”, apunta Manuel Martínez, director de la planta de Bayer situada en Alcalá de Henares (Madrid).
Para Fabio Nofrini, de Lilly, la clave está en reconocer el esfuerzo de todos los trabajadores: “Se lo repetimos cada día: la dirección de la compañía y todos sus compañeros desde casa se sienten muy orgullosos y agradecidos por el trabajo que están haciendo para garantizar el suministro de medicamentos. También les felicitamos porque hemos sido capaces de sacar lo mejor de nosotros para implementar muchos cambios en tiempos récord y les recordamos que nuestro trabajo claramente es prioritario, algo que se ha puesto en evidencia a causa de la pandemia”.
Y en la misma línea que Lilly se posicionan la mayoría de las compañías farmaceúticas españolas: visibilizar le esfuerzo de sus empleados es la prioridad. Así los diferentes portavoces coinciden en que el aplauso de las 8 de la tarde también es para sus trabajadores, por el compromiso y responsabilidad que implica desarrollar medicamentos, colaborar con las instituciones y proporcionar soluciones a los profesionales sanitarios y, en especial, a los pacientes.