Comúnmente conocidos como 'alcolocks', estos aparatos contribuyen a evitar que los conductores sancionados por conducir bajo los efectos del alcohol puedan ponerse al volante tras superar la tasa de alcohol permitida. De hecho, el informe se ha sido elaborado tomando como base a esta categoría de conductores, que han combinado la utilización del etilómetro con medidas reeducadoras para personas dependientes del alcohol.

Según el secretario general de FITSA, Agustín Aragonés, principalmente se trata de "una forma de educación para conductores reincidentes", aunque no se descarta su comercialización para uso particular, o su inclusión, en un futuro, dentro de las prestaciones de serie de los vehículos, "como ya se está haciendo en Escandinavia".

Actualmente estos aparatos, con los que Estados Unidos y Canadá llevan experimentando más de 15 años, no están homologados en España para su venta generalizada. De momento, el precio ronda los 800 y 1.200 euros para los modelos que sí están permitidos, pero se tratan de versiones "más sofisticadas", tal y como explicó el consejero delegado del Grupo Tecnología del Tráfico, fabricante de 'alcolocks', Francisco Bermúdez. "El precio para una prevención básica rondaría los 100 euros, pero todavía no hay demanda, porque no hay ley que obligue las instalación de estos aparatos", aseguró.

Desde el pasado agosto, todos los autobuses escolares de Francia tienen implantado este sistema. "La DGT considera esta tecnología muy interesante, aunque están recabando información de distintas fuentes para ver qué posibilidades hay de introducirlo en España, concretamente están atendiendo al caso francés", indicó el director general de FITSA, Oscár Ciordia.