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Ver galería >Confieso que estoy contando los minutos para dar el carpetazo definitivo a este 2024. Como dice una sabia amiga, «qué bien se nos ha quedado el año», y no precisamente por bueno, que entre guerras y catástrofes nos ha tenido en vilo. Aún no sé si me pondré la ropa interior roja o morada (las supersticiones no tienen color, ¿verdad?), o si me quedaré debajo de la mesa del comedor mientras tomo las uvas para encontrar pareja (¡esto sí que lo voy a tener que repensar bien!) o si por fin me atreveré a ponerle el anillo de oro heredado a la copa de champán (dicen que atrae la fortuna). Lo que sí sé es que ya tengo los propósitos para el 2025 bien definidos. Uno, destierro digital. Las redes sociales solo servirán para reírme un rato. Nada de unirme al club de los amargaos profesionales que coleccionan disgustos por hobby. Dos, dieta de risas. Ya que los kilos no se van ni con carta certificada, he decidido apostar por las calorías positivas de la risa. Total, si no adelgazo, al menos tendré los mofletes tonificados de tanto reír. Tres, mi nuevo programa de ejercicio físico. Además de paseos estratégicos (que moverse siempre es necesario), me especializaré en levantamiento de copas. ¿Quién dijo que el entrenamiento no podía ser entretenido? Como dice la ciencia popular: una copita de vino en la cena es mejor que una hora de terapia y cuesta menos que el psicólogo (con todo respeto para la profesión). Así que, aquí seguiremos, todo el equipo de Hoy No Me Puedo Levantar, acompañándolos semana a semana en este 2025 que está a punto de comenzar. Pero antes de meternos en faena, ¡vamos a por la crónica de esta semana!
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Confieso que estoy contando los minutos para dar el carpetazo definitivo a este 2024. Como dice una sabia amiga, «qué bien se nos ha quedado el año», y no precisamente por bueno, que entre guerras y catástrofes nos ha tenido en vilo. Aún no sé si me pondré la ropa interior roja o morada (las supersticiones no tienen color, ¿verdad?), o si me quedaré debajo de la mesa del comedor mientras tomo las uvas para encontrar pareja (¡esto sí que lo voy a tener que repensar bien!) o si por fin me atreveré a ponerle el anillo de oro heredado a la copa de champán (dicen que atrae la fortuna). Lo que sí sé es que ya tengo los propósitos para el 2025 bien definidos. Uno, destierro digital. Las redes sociales solo servirán para reírme un rato. Nada de unirme al club de los amargaos profesionales que coleccionan disgustos por hobby. Dos, dieta de risas. Ya que los kilos no se van ni con carta certificada, he decidido apostar por las calorías positivas de la risa. Total, si no adelgazo, al menos tendré los mofletes tonificados de tanto reír. Tres, mi nuevo programa de ejercicio físico. Además de paseos estratégicos (que moverse siempre es necesario), me especializaré en levantamiento de copas. ¿Quién dijo que el entrenamiento no podía ser entretenido? Como dice la ciencia popular: una copita de vino en la cena es mejor que una hora de terapia y cuesta menos que el psicólogo (con todo respeto para la profesión). Así que, aquí seguiremos, todo el equipo de Hoy No Me Puedo Levantar, acompañándolos semana a semana en este 2025 que está a punto de comenzar. Pero antes de meternos en faena, ¡vamos a por la crónica de esta semana!
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Confieso que estoy contando los minutos para dar el carpetazo definitivo a este 2024. Como dice una sabia amiga, «qué bien se nos ha quedado el año», y no precisamente por bueno, que entre guerras y catástrofes nos ha tenido en vilo. Aún no sé si me pondré la ropa interior roja o morada (las supersticiones no tienen color, ¿verdad?), o si me quedaré debajo de la mesa del comedor mientras tomo las uvas para encontrar pareja (¡esto sí que lo voy a tener que repensar bien!) o si por fin me atreveré a ponerle el anillo de oro heredado a la copa de champán (dicen que atrae la fortuna). Lo que sí sé es que ya tengo los propósitos para el 2025 bien definidos. Uno, destierro digital. Las redes sociales solo servirán para reírme un rato. Nada de unirme al club de los amargaos profesionales que coleccionan disgustos por hobby. Dos, dieta de risas. Ya que los kilos no se van ni con carta certificada, he decidido apostar por las calorías positivas de la risa. Total, si no adelgazo, al menos tendré los mofletes tonificados de tanto reír. Tres, mi nuevo programa de ejercicio físico. Además de paseos estratégicos (que moverse siempre es necesario), me especializaré en levantamiento de copas. ¿Quién dijo que el entrenamiento no podía ser entretenido? Como dice la ciencia popular: una copita de vino en la cena es mejor que una hora de terapia y cuesta menos que el psicólogo (con todo respeto para la profesión). Así que, aquí seguiremos, todo el equipo de Hoy No Me Puedo Levantar, acompañándolos semana a semana en este 2025 que está a punto de comenzar. Pero antes de meternos en faena, ¡vamos a por la crónica de esta semana!
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Confieso que estoy contando los minutos para dar el carpetazo definitivo a este 2024. Como dice una sabia amiga, «qué bien se nos ha quedado el año», y no precisamente por bueno, que entre guerras y catástrofes nos ha tenido en vilo. Aún no sé si me pondré la ropa interior roja o morada (las supersticiones no tienen color, ¿verdad?), o si me quedaré debajo de la mesa del comedor mientras tomo las uvas para encontrar pareja (¡esto sí que lo voy a tener que repensar bien!) o si por fin me atreveré a ponerle el anillo de oro heredado a la copa de champán (dicen que atrae la fortuna). Lo que sí sé es que ya tengo los propósitos para el 2025 bien definidos. Uno, destierro digital. Las redes sociales solo servirán para reírme un rato. Nada de unirme al club de los amargaos profesionales que coleccionan disgustos por hobby. Dos, dieta de risas. Ya que los kilos no se van ni con carta certificada, he decidido apostar por las calorías positivas de la risa. Total, si no adelgazo, al menos tendré los mofletes tonificados de tanto reír. Tres, mi nuevo programa de ejercicio físico. Además de paseos estratégicos (que moverse siempre es necesario), me especializaré en levantamiento de copas. ¿Quién dijo que el entrenamiento no podía ser entretenido? Como dice la ciencia popular: una copita de vino en la cena es mejor que una hora de terapia y cuesta menos que el psicólogo (con todo respeto para la profesión). Así que, aquí seguiremos, todo el equipo de Hoy No Me Puedo Levantar, acompañándolos semana a semana en este 2025 que está a punto de comenzar. Pero antes de meternos en faena, ¡vamos a por la crónica de esta semana!
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