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Ver galería >Los años no pasan en balde, eso dice el dicho y servidora da fe de ello. Antes una afrontaba la llegada del fin de semana con alegría y energía sin fin. Era incluso capaz de irse de trabajo + juerga a Madrid para volver en el primer avión, o sea a las seis de la madrugada, y sin despeinarse. Pero… el tiempo ha pasado y ya nada es lo que era. Una no deja el «ay» en la boca desde el momento en que los pies tocan el suelo al levantarse. Nuestro único deseo es llegar a la cocina para tomar la aspirina del día o llamar a la grúa para conseguir dejar la cama.
Murphy Brown
Los años no pasan en balde, eso dice el dicho y servidora da fe de ello. Antes una afrontaba la llegada del fin de semana con alegría y energía sin fin. Era incluso capaz de irse de trabajo + juerga a Madrid para volver en el primer avión, o sea a las seis de la madrugada, y sin despeinarse. Pero… el tiempo ha pasado y ya nada es lo que era. Una no deja el «ay» en la boca desde el momento en que los pies tocan el suelo al levantarse. Nuestro único deseo es llegar a la cocina para tomar la aspirina del día o llamar a la grúa para conseguir dejar la cama.
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