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B. Ramon
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El Mallorca puede darse con un canto en los dientes por el punto obtenido esta tarde ante el Sporting de Gijón, el mejor equipo que ha pasado por el Visit Estadi y, probablemente, el más intenso al que se ha enfrentado en este primer tercio de campeonato. Y puede, y debe, dar por bueno este empate porque, sobre todo en la primera parte, los de David Gallego pasaron por encima de su rival. Y si no se fueron con ventaja al descanso fue porque allí estaba, una vez más, Manolo Reina, inconmensurable en un par de acciones que, con otro portero bajo palos, hubieran sido gol sí o sí. A los diez minutos evitó que el rival se adelantara con un paradón a disparo de Aitor García, un buen futbolista, rápido, de exquisito trato con el balón y que no duda a la hora de rematar. Tampoco hay que olvidarse de los centrales, Raíllo y Valjent, que llevaron por el camino de la amargura a Djuka, Manu García y Aitor García, que hicieron lo posible y lo imposible para marcar, cogiendo siempre la espalda a la zaga mallorquinista. Se echaba en falta a un jugador del perfil de Baba, un centrocampista de contención que abortase los muchos intentos del Sporting, que encontraba un filón en los contragolpes. El liderato, que estaba al alcance de la mano, tendrá que esperar, tras el tropiezo del Espanyol ante el Girona el viernes.
El Mallorca puede darse con un canto en los dientes por el punto obtenido esta tarde ante el Sporting de Gijón, el mejor equipo que ha pasado por el Visit Estadi y, probablemente, el más intenso al que se ha enfrentado en este primer tercio de campeonato. Y puede, y debe, dar por bueno este empate porque, sobre todo en la primera parte, los de David Gallego pasaron por encima de su rival. Y si no se fueron con ventaja al descanso fue porque allí estaba, una vez más, Manolo Reina, inconmensurable en un par de acciones que, con otro portero bajo palos, hubieran sido gol sí o sí. A los diez minutos evitó que el rival se adelantara con un paradón a disparo de Aitor García, un buen futbolista, rápido, de exquisito trato con el balón y que no duda a la hora de rematar. Tampoco hay que olvidarse de los centrales, Raíllo y Valjent, que llevaron por el camino de la amargura a Djuka, Manu García y Aitor García, que hicieron lo posible y lo imposible para marcar, cogiendo siempre la espalda a la zaga mallorquinista. Se echaba en falta a un jugador del perfil de Baba, un centrocampista de contención que abortase los muchos intentos del Sporting, que encontraba un filón en los contragolpes. El liderato, que estaba al alcance de la mano, tendrá que esperar, tras el tropiezo del Espanyol ante el Girona el viernes.
El Mallorca puede darse con un canto en los dientes por el punto obtenido esta tarde ante el Sporting de Gijón, el mejor equipo que ha pasado por el Visit Estadi y, probablemente, el más intenso al que se ha enfrentado en este primer tercio de campeonato. Y puede, y debe, dar por bueno este empate porque, sobre todo en la primera parte, los de David Gallego pasaron por encima de su rival. Y si no se fueron con ventaja al descanso fue porque allí estaba, una vez más, Manolo Reina, inconmensurable en un par de acciones que, con otro portero bajo palos, hubieran sido gol sí o sí. A los diez minutos evitó que el rival se adelantara con un paradón a disparo de Aitor García, un buen futbolista, rápido, de exquisito trato con el balón y que no duda a la hora de rematar. Tampoco hay que olvidarse de los centrales, Raíllo y Valjent, que llevaron por el camino de la amargura a Djuka, Manu García y Aitor García, que hicieron lo posible y lo imposible para marcar, cogiendo siempre la espalda a la zaga mallorquinista. Se echaba en falta a un jugador del perfil de Baba, un centrocampista de contención que abortase los muchos intentos del Sporting, que encontraba un filón en los contragolpes. El liderato, que estaba al alcance de la mano, tendrá que esperar, tras el tropiezo del Espanyol ante el Girona el viernes.
El Mallorca puede darse con un canto en los dientes por el punto obtenido esta tarde ante el Sporting de Gijón, el mejor equipo que ha pasado por el Visit Estadi y, probablemente, el más intenso al que se ha enfrentado en este primer tercio de campeonato. Y puede, y debe, dar por bueno este empate porque, sobre todo en la primera parte, los de David Gallego pasaron por encima de su rival. Y si no se fueron con ventaja al descanso fue porque allí estaba, una vez más, Manolo Reina, inconmensurable en un par de acciones que, con otro portero bajo palos, hubieran sido gol sí o sí. A los diez minutos evitó que el rival se adelantara con un paradón a disparo de Aitor García, un buen futbolista, rápido, de exquisito trato con el balón y que no duda a la hora de rematar. Tampoco hay que olvidarse de los centrales, Raíllo y Valjent, que llevaron por el camino de la amargura a Djuka, Manu García y Aitor García, que hicieron lo posible y lo imposible para marcar, cogiendo siempre la espalda a la zaga mallorquinista. Se echaba en falta a un jugador del perfil de Baba, un centrocampista de contención que abortase los muchos intentos del Sporting, que encontraba un filón en los contragolpes. El liderato, que estaba al alcance de la mano, tendrá que esperar, tras el tropiezo del Espanyol ante el Girona el viernes.
El Mallorca puede darse con un canto en los dientes por el punto obtenido esta tarde ante el Sporting de Gijón, el mejor equipo que ha pasado por el Visit Estadi y, probablemente, el más intenso al que se ha enfrentado en este primer tercio de campeonato. Y puede, y debe, dar por bueno este empate porque, sobre todo en la primera parte, los de David Gallego pasaron por encima de su rival. Y si no se fueron con ventaja al descanso fue porque allí estaba, una vez más, Manolo Reina, inconmensurable en un par de acciones que, con otro portero bajo palos, hubieran sido gol sí o sí. A los diez minutos evitó que el rival se adelantara con un paradón a disparo de Aitor García, un buen futbolista, rápido, de exquisito trato con el balón y que no duda a la hora de rematar. Tampoco hay que olvidarse de los centrales, Raíllo y Valjent, que llevaron por el camino de la amargura a Djuka, Manu García y Aitor García, que hicieron lo posible y lo imposible para marcar, cogiendo siempre la espalda a la zaga mallorquinista. Se echaba en falta a un jugador del perfil de Baba, un centrocampista de contención que abortase los muchos intentos del Sporting, que encontraba un filón en los contragolpes. El liderato, que estaba al alcance de la mano, tendrá que esperar, tras el tropiezo del Espanyol ante el Girona el viernes.
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