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DM
Ver galería >En la Fusteria Galmés han llegado los primeros pinos caídos procedentes de la borrasca Juliette. Cayeron en Vilafranca y esos residuos forestales esperan a ser tratados en la carpintería para convertirse en muebles. Es la esencia del proyecto Amarar que nació en agosto de 2020 con el cap de fibló de Banyalbufar. «Había una cantidad de madera bestial y troncos de mucha calidad como para hacer pellet o quemar», asegura el ingeniero industrial Alexandre Martínez, que junto al carpintero Toni Galmés y los arquitectos Francisco Cifuentes, Sebastià Martorell y Jaume Crespí conforman el proyecto Amarar, que nace de la creciente necesidad de autosuficiencia en la isla y la existencia de una materia local mal aprovechada como el pino.