Si Manacor tiene un lugar que combina perfectamente el sentimiento espiritual con la representación social de pertenencia a un entorno común, este es su campanario. Construido como parte del nuevo templo neogótico ideado a finales del siglo XIX y concluido a principios del XX (pese a que quedan muchos elementos por rematar aún a día de hoy), su silueta de casi 80 metros de altitud (la segunda construcción más alta de las islas solo por detrás de las chimeneas de la vieja central térmica de Alcúdia) sigue imponiendo respeto se mire por donde se mire.
El campanario ‘manacorí’ se prepara para recibir visitas.
S. Sansó
Si Manacor tiene un lugar que combina perfectamente el sentimiento espiritual con la representación social de pertenencia a un entorno común, este es su campanario. Construido como parte del nuevo templo neogótico ideado a finales del siglo XIX y concluido a principios del XX (pese a que quedan muchos elementos por rematar aún a día de hoy), su silueta de casi 80 metros de altitud (la segunda construcción más alta de las islas solo por detrás de las chimeneas de la vieja central térmica de Alcúdia) sigue imponiendo respeto se mire por donde se mire.
Según se sube, la sensación es de pisar por donde pocos han podido.
S. Sansó
Si Manacor tiene un lugar que combina perfectamente el sentimiento espiritual con la representación social de pertenencia a un entorno común, este es su campanario. Construido como parte del nuevo templo neogótico ideado a finales del siglo XIX y concluido a principios del XX (pese a que quedan muchos elementos por rematar aún a día de hoy), su silueta de casi 80 metros de altitud (la segunda construcción más alta de las islas solo por detrás de las chimeneas de la vieja central térmica de Alcúdia) sigue imponiendo respeto se mire por donde se mire.
Marc Capó posa junto a una de las campanas de Els Dolors.
S. Sansó
Si Manacor tiene un lugar que combina perfectamente el sentimiento espiritual con la representación social de pertenencia a un entorno común, este es su campanario. Construido como parte del nuevo templo neogótico ideado a finales del siglo XIX y concluido a principios del XX (pese a que quedan muchos elementos por rematar aún a día de hoy), su silueta de casi 80 metros de altitud (la segunda construcción más alta de las islas solo por detrás de las chimeneas de la vieja central térmica de Alcúdia) sigue imponiendo respeto se mire por donde se mire.
Vista de Manacor desde lo alto del campanario.
S. Sansó
Si Manacor tiene un lugar que combina perfectamente el sentimiento espiritual con la representación social de pertenencia a un entorno común, este es su campanario. Construido como parte del nuevo templo neogótico ideado a finales del siglo XIX y concluido a principios del XX (pese a que quedan muchos elementos por rematar aún a día de hoy), su silueta de casi 80 metros de altitud (la segunda construcción más alta de las islas solo por detrás de las chimeneas de la vieja central térmica de Alcúdia) sigue imponiendo respeto se mire por donde se mire.
Si Manacor tiene un lugar que combina perfectamente el sentimiento espiritual con la representación social de pertenencia a un entorno común, este es su campanario. Construido como parte del nuevo templo neogótico ideado a finales del siglo XIX y concluido a principios del XX (pese a que quedan muchos elementos por rematar aún a día de hoy), su silueta de casi 80 metros de altitud (la segunda construcción más alta de las islas solo por detrás de las chimeneas de la vieja central térmica de Alcúdia) sigue imponiendo respeto se mire por donde se mire.