Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
La madre de una menor con síndrome de Down en Mallorca: «La educación especial excluye a los niños como mi hija»
Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
La madre de una menor con síndrome de Down en Mallorca: «La educación especial excluye a los niños como mi hija»
Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
La madre de una menor con síndrome de Down en Mallorca: «La educación especial excluye a los niños como mi hija»
Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
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Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
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Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
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Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
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Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
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Luana C. L.
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».
Inés Martín supo que su hija Ana Rubio tenía síndrome de Downapenas unas horas después de nacer. «La vida nos dio un vuelco. Al principio me invadió el miedo y la incertidumbre, pero después la miraba y solo veía a una niña preciosa y única», recuerda. Ana tiene ahora nueve años y su historia es la de una familia que ha decidido plantar cara a los prejuicios y los estigmas. Es un camino difícil, lleno de obstáculos y un «maltrato institucional» que la madre combate convencida de que su hija es un «regalo» que ofrece a los que le rodean todos los días «la oportunidad de convivir con la diversidad».