Cuando nos comprometimos en abril de 1970, dónde ir de luna de miel se convirtió en una decisión muy importante para Gary y para mí. Había empezado a dar clases como profesora sustituta, y me asignaron una clase de español. Durante mis descansos, ojeaba diferentes artículos sobre España y me encontré con uno sobre el hotel Son Vida de Mallorca. En ese momento, no sabía nada de la isla, pero me quedé intrigada porque parecía un castillo y pensé que el lugar y el paisaje eran absolutamente hermosos. Una vez que le enseñé el artículo a mi futuro marido se quedó prendado. -Entones todo el mundo iba de luna de miel a Hawái, pero nuestra idea de viajar a Europa era diferente y tan emocionante que no nos costó mucho esperar hasta que llegó la fecha del viaje.

Nuestro viaje con la agencia Sky Tours tenía tres paradas: Mallorca, Madrid y Lisboa. Era la primera vez que me subía a un avión, así que estaba nerviosa por el largo viaje que me esperaba. El 24 de agosto de 1971 llegamos a Madrid y luego subimos a un avión con destino a Mallorca. Recuerdo haber hablado con una mujer mayor, cuyo marido trabajaba para Liberty Travel, y nos dijo que le había mencionado que algo especial estaba ocurriendo en la isla. En ese momento, no dimos más importancia a su comentario. Como ya he mencionado, era la primera vez que volaba así que cuando aterrizamos en Mallorca, me alegré de estar por fin en tierra firme. De repente, cuando bajamos del avión, la gente empezó a acercarse a nosotros para hacernos fotos, grabarnos y hacernos preguntas. La verdad es que algunas, por desgracia, ni las entendimos.

Los Basso llegan a Mallorca y se bajan del avión sin saber lo que les esperaba. DM

Tras confirmar que éramos el matrimonio Basso, nos condujeron a una gran sala VIP en la que había mesas preparadas con comida, una escultura de hielo y un montón de gente haciendo fotos. Recuerdo que miré a mi marido y le pregunté: "¿Harán esto con todo el mundo?" Nos presentaron a Antonio Pomar [miembro de la junta del Fomento del Turismo de Mallorca, quien estuvo a cargo de toda la operación 'Pasajero 4 millones'], que parecía supervisarlo todo, y nos explicó que no sólo éramos el pasajero "cuatro millones" que llegaba a Mallorca, sino también los primeros estadounidenses y que estaban de luna de miel. A lo largo de todos estos años siempre hemos estado haciéndonos bromas diciendo que técnicamente la cuatro millones era nada más yo y que Gary solo estaba por ahí de paso.

"Miré a mi marido y le pregunté: '¿Harán esto con todo el mundo que viene a Mallorca?'"

El señor Pomar comenzó a preguntarnos a dónde queríamos ir mientras estuviéramos en Mallorca. Como no habíamos podido hacer reserva en el hotel Son Vida, lo mencioné y también las corridas de toros. Nuestro tour incluía una cena internacional, seguida de un espectáculo de flamenco, pero aparte de eso, estábamos abiertos a lo que nos quisieran proponer. Entonces Pomar nos preguntó si queríamos unirnos a nuestro grupo de viaje en el autobús o si preferíamos que ellos mismos nos trasladaran a nuestro hotel. Había pasado un montón de tiempo desde que habíamos aterrizado y recogido el equipaje y recuerdo que mi marido dijo: "¿Quiere decir que el resto de turistas de nuestro grupo está sentado en el autobús esperándonos?". Le respondí que por favor permitiera que les dejaran irse ya y que nosotros iríamos con ellos. La verdad es que me dio un poco de pena ver a todo el mundo esperando, estoy segura de que si nos hubiera ocurrido a nosotros estaríamos ya bastante hartos por tan larga espera. De camino al hotel, Pomar nos señaló el "Hotel Chocolate" que creo que era el número mil de la isla en ese momento y nos contó que había sido el primero que se había pintado de un color diferente. Nos comentaron que nuestro hotel era el último que estaba en Magaluf.

Cena con música incluida, el matrimonio Basso, a la derecha, rodeados de más turistas. DM

Nos llevaron a nuestra habitación, en el hotel Bermudas, con una magnífica vista al Mediterráneo y también a la piscina. Nada más instalarnos, llamaron a la puerta y el botones nos trajo un ramo de flores. Unos minutos más tarde, volvieron a llamar y nos trajeron champán, volvió a sonar otro golpe en la puerta y nos llevaron una bandeja de frutas. En ese momento, recuerdo que me senté en la cama, un poco abrumada y le dije a mi marido: "Nunca nos van a dejar en paz". A la mañana siguiente, cuando fuimos a desayunar, algunos de los otros huéspedes de nuestro grupo del viaje organizado nos reconocieron y empezaron a burlarse de nosotros. Nos decían: "Oye, Basso, que estáis saliendo en la tele". Era cierto, ahí estábamos, en el noticiero. Al día siguiente aparecimos en las portadas de tres periódicos. Poco después fui a una tienda cercana al hotel y compré unas gafas de sol. Me recibió una mujer encantadora, me dio las gafas y no permitió que se les pagara. Solo me dijo: "He leído los periódicos". Otro día, íbamos caminando por Palma para comprar unas perlas mallorquinas y nos dimos cuenta de que alguien nos estaba siguiendo. Empezamos a caminar más rápido, pero aquel hombre nos seguía corriendo detrás de nosotros. Finalmente nos alcanzó y nos enseñó un sobre con nuestras fotos Las iba a dejar en el periódico y quería que las viéramos [era Iñigo, fotógrafo de Diario de Mallorca]. Decir que nos sentíamos como unas verdaderas celebridades es quedarse cortos.

"Íbamos caminando por Palma para comprar unas perlas mallorquinas y nos dimos cuenta de que nos estaba siguiendo"

Nos llevaron a un espectáculo de flamenco con el resto de turistas del grupo, en la Torre del Oro, del Pueblo Español. Según estábamos entrando, los bailarines dejaron de bailar y empezaron a aplaudirnos. Nos colocaron en la primera fila, nos dieron champán y después nos invitaron a subir al escenario para bailar con ellos. A mí me regalaron una muñeca flamenca, un mantón y un postizo y a Gary, un sombrero. A mí me gustaba mucho bailar, pero a mi marido no, así que verle hacer el intento de moverse siguiendo los pasos que le marcaba la hermosa bailarina flamenca fue un verdadero placer.

La pareja, otra vez protagonista, en el espectáculo de flamenco que les llevaron a ver. DM

Después nos entregaron un coche de alquiler para todo el día, mientras tanto el resto de turistas no paraba de quejarse de que sus coches no funcionaban bien y nos molestaban diciendo que a los "Basso les han dado el mejor coche de toda isla". Como podrán adivinar, durante ese viaje no hicimos amigos con mucha facilidad. Ese día intentamos recorrer toda la isla y nos encontramos con un pequeño pueblo que no se parecía en nada a la parte de Mallorca que ya habíamos visto, no recuerdo el nombre. Era casi como si el tiempo se hubiera detenido. Para nuestra sorpresa, nos dimos cuenta de que verdad todo el mundo estaban en la siesta. Y aquella costa mallorquina nos encantó.

"'A los Basso les han dado el mejor coche de la isla', nos echaban en cara el resto de turistas de nuestro grupo"

Las atenciones como pasajeros "cuatro millones" no cesaron. Me preguntaron si queríamos ir a un club nocturno donde Shirley Bassey [famosa cantante británica de la época, muy conocida por las bandas sonoras de las películas de James Bond] había actuado la semana antes. Para ser sincera, entonces sentí que aquello ya se estaba volviendo demasiado abrumador y me negué. Todavía hoy mi marido me sigue reprochando que teníamos que haber ido y, mirando hacia atrás, creo que tiene razón.

Antonio Pomar cumplió su palabra. Nos iban a llevar a una corridas de toros, pero primero haríamos una parada en el hotel Son Vida para comer. El personal fue muy amable. Hasta nos preguntaron si necesitábamos algo y Gary dijo que nos vendría bien un carrete de fotos . Nos llevaron a la parte de abajo, donde estaban las tiendas, ya cerradas, y abrieron una para darnos el carrete. Mientras tomábamos una copa en el bar, Gary salió al baño y supongo que el camarero pensó que se iba a ir sin pagar y le siguió para reclamarle que la abonara la consumición. Todo lo que Gary pudo decir en español fue "cuatro millones" y el hombre se disculpó y se marchó. Nos llevaron a un comedor privado. Yo me pedí un filet-mignon. Nunca olvidaré la presentación de ese plato. Era un castillo hecho de pan y el filete estaba dentro del foso. En ese momento no me pareció apropiado hacer una foto, pero hasta el día de hoy creo que nunca he tenido una comida tan singular y memorable como aquella. También descubrimos en Mallorca nuestro amor por la sangría, la paella y el gazpacho, todos nuevos hasta entonces. El pescado en Mallorca era delicioso. Otro día, en nuestro hotel, comimos una langosta excepcional y nos sorprendió que fuera tan barata.

Gary y Lillian en el hotel Son Vida, donde no pudieron hospedarse, pero les invitaron a comer. DM

El matrimonio el pasado jueves, posando frente al hotel Son Vida, donde se han hospedado en esta ocasión.. B.RAMON

Cuando salimos del hotel Son Vida, nos llevaron a los toros y nos sentaron en la "zona de sombra", en primera fila. Un torero se acercó, puso el capote delante de nosotros y nos hizo una reverencia. En ese momento, una pareja de Roma nos preguntó quiénes éramos y lo único que pude decir fue, otra vez: "Cuatro millones".

En primera fila en una corrida de toros en la plaza de Palma. DM

La noche antes de irnos Pomar nos llamó para decirnos que habían intentado hacernos el reembolso de lo que habíamos pagado por el viaje, pero que no lo habían logrado con nuestra agencia estadounidense. Ya nos parecía que habían hecho más que suficiente por nosotros y no esperábamos nada más. Sin embargo, insistió en que querían hacernos un regalo equivalente al importe del viaje, y nos pidió encontrarnos con él en la misma sala VIP del aeropuerto en la que nos habían hecho la recepción. Otra vez estaba repleta de gente, y nos obsequiaron con un par de candelabros de plata de ley grabados con nuestros nombres y las fechas de nuestro viaje, del 24 al 30 de agosto de 1971.

La entrega del regalo final, un par de candelabros equivalente al valor del viaje de los Basso a Mallorca, retratada por la prensa. DM

Solo puedo decir que los mallorquines fueron maravillosos, y no creo que se debiera a esa situación tan especial de haber sido los pasajeros cuatro millones de aquel año, porque conseguimos ir de incógnito a algunos lugares e igualmente nos trataron de maravilla.

"La covid nos retrasó un año nuestro plan, pero por fin hemos vuelto, con el deseo de ver con nuestros ojos cómo ha cambiado Mallorca"

Es cierto que España estaba entonces bajo un régimen dictatorial, pero hasta que llegamos a Madrid ni siquiera nos dimos cuenta. Recuerdo haber oído mencionar a veces el nombre de Franco y tal vez un descontento subyacente por la forma en que llevaba el país. Supongo que, como recién casados y estadounidenses, no éramos demasiado conscientes de lo que estaba pasando en España. Solo sé la promesa que nos hicimos: "Si Dios quiere y estamos sanos vamos a intentar volver para nuestro quincuagésimo aniversario de boda. La covid nos retrasó un año nuestro plan, pero por fin hemos vuelto, con el deseo de ver con nuestros ojos cómo ha cambiado Mallorca.

Los Basso recién desembarcados del vuelo de United Airlines, en la terminal A del aeropuerto. B.RAMON