
Ver más galerías relacionadas
Bernardo Arzayus
Ver galería >El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Bernardo Arzayus
El bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasEl bar Alberca se despierta con las brasas puestas de leña de encina «que tan buen gusto da a la carne y al embutido». Pedro Ferrer llega a las 6.30 de la mañana a este templo del pa amb oli en la urbanización Son Canals en Palma, en la calle Safareig. Enciende la chimenea para todo un barrio. Su padre ya levantó una fogata en esta casa de comidas. En la vitrina, relucen la panceta, el pollo, el lomo, las salchichas, los botifarrons, la longaniza o el camaiot, que luego chisporrotean en la lumbre y sueltan sus jugos mágicos sobre la leña. También hay queso mahonés, «Quintana, nos lo traen de Maó», jamón york, serrano al corte, boquerones, atún, anchoas o boquerones. Aquí hay de todo, y se presenta y prepara con enjundia. «La base que ponemos en el pan es el tomate de ramallet, el ajo y el aceite de oliva. También lo servimos con un pimiento verde, una guindilla y un sofrit mallorquín. Y si lo prefieren con tomate para cortar en rodajas, también lo tenemos», explica Luci. Pero no se acaba aquí la cosa: todo se corona con aceitunas trencades y alcaparras, «que las solemos poner siempre con el atún».