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B. Ramon
Ver galería >La historia del cementerio de Palma comienza el 3 de abril de 1787. Este día, Carlos III firma una Real Cédula en la que se establece que los lugares de enterramiento se construirán fuera de las poblaciones, en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos. Lograr que se firme esta medida higiénica ha supuesto recorrer un largo camino en el que el intento modernizador del monarca ilustrado se ha encontrado con una fuerte oposición: la de la Iglesia. Conseguir que la voluntad del monarca se haga realidad supondrá otro calvario. Los obispos y párrocos no quieren perder su monopolio sobre la muerte, que además les reporta beneficios por los derechos de enterramiento.
La historia del cementerio de Palma comienza el 3 de abril de 1787. Este día, Carlos III firma una Real Cédula en la que se establece que los lugares de enterramiento se construirán fuera de las poblaciones, en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos. Lograr que se firme esta medida higiénica ha supuesto recorrer un largo camino en el que el intento modernizador del monarca ilustrado se ha encontrado con una fuerte oposición: la de la Iglesia. Conseguir que la voluntad del monarca se haga realidad supondrá otro calvario. Los obispos y párrocos no quieren perder su monopolio sobre la muerte, que además les reporta beneficios por los derechos de enterramiento.
La historia del cementerio de Palma comienza el 3 de abril de 1787. Este día, Carlos III firma una Real Cédula en la que se establece que los lugares de enterramiento se construirán fuera de las poblaciones, en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos. Lograr que se firme esta medida higiénica ha supuesto recorrer un largo camino en el que el intento modernizador del monarca ilustrado se ha encontrado con una fuerte oposición: la de la Iglesia. Conseguir que la voluntad del monarca se haga realidad supondrá otro calvario. Los obispos y párrocos no quieren perder su monopolio sobre la muerte, que además les reporta beneficios por los derechos de enterramiento.
La historia del cementerio de Palma comienza el 3 de abril de 1787. Este día, Carlos III firma una Real Cédula en la que se establece que los lugares de enterramiento se construirán fuera de las poblaciones, en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos. Lograr que se firme esta medida higiénica ha supuesto recorrer un largo camino en el que el intento modernizador del monarca ilustrado se ha encontrado con una fuerte oposición: la de la Iglesia. Conseguir que la voluntad del monarca se haga realidad supondrá otro calvario. Los obispos y párrocos no quieren perder su monopolio sobre la muerte, que además les reporta beneficios por los derechos de enterramiento.
La historia del cementerio de Palma comienza el 3 de abril de 1787. Este día, Carlos III firma una Real Cédula en la que se establece que los lugares de enterramiento se construirán fuera de las poblaciones, en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos. Lograr que se firme esta medida higiénica ha supuesto recorrer un largo camino en el que el intento modernizador del monarca ilustrado se ha encontrado con una fuerte oposición: la de la Iglesia. Conseguir que la voluntad del monarca se haga realidad supondrá otro calvario. Los obispos y párrocos no quieren perder su monopolio sobre la muerte, que además les reporta beneficios por los derechos de enterramiento.
La historia del cementerio de Palma comienza el 3 de abril de 1787. Este día, Carlos III firma una Real Cédula en la que se establece que los lugares de enterramiento se construirán fuera de las poblaciones, en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos. Lograr que se firme esta medida higiénica ha supuesto recorrer un largo camino en el que el intento modernizador del monarca ilustrado se ha encontrado con una fuerte oposición: la de la Iglesia. Conseguir que la voluntad del monarca se haga realidad supondrá otro calvario. Los obispos y párrocos no quieren perder su monopolio sobre la muerte, que además les reporta beneficios por los derechos de enterramiento.
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La historia del cementerio de Palma comienza el 3 de abril de 1787. Este día, Carlos III firma una Real Cédula en la que se establece que los lugares de enterramiento se construirán fuera de las poblaciones, en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos. Lograr que se firme esta medida higiénica ha supuesto recorrer un largo camino en el que el intento modernizador del monarca ilustrado se ha encontrado con una fuerte oposición: la de la Iglesia. Conseguir que la voluntad del monarca se haga realidad supondrá otro calvario. Los obispos y párrocos no quieren perder su monopolio sobre la muerte, que además les reporta beneficios por los derechos de enterramiento.
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