Los restos de pintura de la obra Fuegos artificiales, que Joan Miró creó en 1973, gotearon hasta el suelo de Son Boter y allí quedaron olvidados para siempre mientras el tríptico es visitado por miles de personas en la Fundació Miró de Barcelona. El fotógrafo Rif Spahni se fijó en esas manchas cuando estaba realizando un trabajo de documentación en el estudio del artista. «Me llamaron la atención, busqué más y comencé a retratar otras manchas. No me parecía justo que, de un mismo bote de pintura y una misma brocha, unas estuviesen en los lienzos de los mejores museos del mundo y las demás acabasen en el olvido».
Rif Spahni, Patricia Juncosa y Francisco Copado, ayer en la Fundació Miró.
M. Mielnezuk
Los restos de pintura de la obra Fuegos artificiales, que Joan Miró creó en 1973, gotearon hasta el suelo de Son Boter y allí quedaron olvidados para siempre mientras el tríptico es visitado por miles de personas en la Fundació Miró de Barcelona. El fotógrafo Rif Spahni se fijó en esas manchas cuando estaba realizando un trabajo de documentación en el estudio del artista. «Me llamaron la atención, busqué más y comencé a retratar otras manchas. No me parecía justo que, de un mismo bote de pintura y una misma brocha, unas estuviesen en los lienzos de los mejores museos del mundo y las demás acabasen en el olvido».
El renovado Espai Estrella con un retrato de Joan Miró y obras de Son Boter.
M. Mielnezuk
Los restos de pintura de la obra Fuegos artificiales, que Joan Miró creó en 1973, gotearon hasta el suelo de Son Boter y allí quedaron olvidados para siempre mientras el tríptico es visitado por miles de personas en la Fundació Miró de Barcelona. El fotógrafo Rif Spahni se fijó en esas manchas cuando estaba realizando un trabajo de documentación en el estudio del artista. «Me llamaron la atención, busqué más y comencé a retratar otras manchas. No me parecía justo que, de un mismo bote de pintura y una misma brocha, unas estuviesen en los lienzos de los mejores museos del mundo y las demás acabasen en el olvido».
El fotógrafo Rif Spahni en el Espai Cúbic con cinco de las imágenes de su exposición, ‘Instant i memòria’.
M. Mielnezuk
Los restos de pintura de la obra Fuegos artificiales, que Joan Miró creó en 1973, gotearon hasta el suelo de Son Boter y allí quedaron olvidados para siempre mientras el tríptico es visitado por miles de personas en la Fundació Miró de Barcelona. El fotógrafo Rif Spahni se fijó en esas manchas cuando estaba realizando un trabajo de documentación en el estudio del artista. «Me llamaron la atención, busqué más y comencé a retratar otras manchas. No me parecía justo que, de un mismo bote de pintura y una misma brocha, unas estuviesen en los lienzos de los mejores museos del mundo y las demás acabasen en el olvido».
Varias esculturas del genio afincado en la isla.
M. Mielnezuk
Los restos de pintura de la obra Fuegos artificiales, que Joan Miró creó en 1973, gotearon hasta el suelo de Son Boter y allí quedaron olvidados para siempre mientras el tríptico es visitado por miles de personas en la Fundació Miró de Barcelona. El fotógrafo Rif Spahni se fijó en esas manchas cuando estaba realizando un trabajo de documentación en el estudio del artista. «Me llamaron la atención, busqué más y comencé a retratar otras manchas. No me parecía justo que, de un mismo bote de pintura y una misma brocha, unas estuviesen en los lienzos de los mejores museos del mundo y las demás acabasen en el olvido».
Varias esculturas del genio afincado en la isla.
M. Mielnezuk
Los restos de pintura de la obra Fuegos artificiales, que Joan Miró creó en 1973, gotearon hasta el suelo de Son Boter y allí quedaron olvidados para siempre mientras el tríptico es visitado por miles de personas en la Fundació Miró de Barcelona. El fotógrafo Rif Spahni se fijó en esas manchas cuando estaba realizando un trabajo de documentación en el estudio del artista. «Me llamaron la atención, busqué más y comencé a retratar otras manchas. No me parecía justo que, de un mismo bote de pintura y una misma brocha, unas estuviesen en los lienzos de los mejores museos del mundo y las demás acabasen en el olvido».
Los restos de pintura de la obra Fuegos artificiales, que Joan Miró creó en 1973, gotearon hasta el suelo de Son Boter y allí quedaron olvidados para siempre mientras el tríptico es visitado por miles de personas en la Fundació Miró de Barcelona. El fotógrafo Rif Spahni se fijó en esas manchas cuando estaba realizando un trabajo de documentación en el estudio del artista. «Me llamaron la atención, busqué más y comencé a retratar otras manchas. No me parecía justo que, de un mismo bote de pintura y una misma brocha, unas estuviesen en los lienzos de los mejores museos del mundo y las demás acabasen en el olvido».