El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
‘Sa Rateta’ del Arxiduc fue pionera del feminismo
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
‘Sa Rateta’ del Arxiduc fue pionera del feminismo
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
‘Sa Rateta’ del Arxiduc fue pionera del feminismo
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
‘Sa Rateta’ del Arxiduc fue pionera del feminismo
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
‘Sa Rateta’ del Arxiduc fue pionera del feminismo
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
‘Sa Rateta’ del Arxiduc fue pionera del feminismo
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
‘Sa Rateta’ del Arxiduc fue pionera del feminismo
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».
El cuento de Sa Rateta, que el Arxiduc recogió de la tradición oral mallorquina, se convirtió en La ratita presumida. Pero con una diferencia sustancial: «La versión antigua no ha pasado por el tamiz de las monjas y su educación para señoritas que iban a convertirse en buenas esposas recatadas», dice la escritora de cuentos Ana C. Herreros. Por eso cuando se topó con el de Luis Salvador de Austria le pareció «totalmente pionero».