El seis de diciembre de 1978 se aprobó en referéndum la Constitución actualmente vigente. El Gobierno del presidente Adolfo Suárez había optado, por conveniencia política, por celebrar primero en marzo las elecciones generales, que volvió a ganar casi con los mismos escaños que en 1977, en la frontera de los 170, e inmediatamente después, en los primeros días de abril, las municipales. El recuerdo de lo sucedido el 14 de abril de 1931, con unas elecciones, también municipales, que desahuciaron la monarquía de Alfonso XIII e instauraron la Segunda República, pesaba los suyo. El resultado electoral fue, en muchos aspectos, parecido al de 1931: en números absolutos de concejales, la entonces coalición hegemónica de la derecha, Unión de Centro Democrático (UCD), una amalgama mal cosida de partidos hecha a semejanza de lo que en la República había sido la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), ganó las elecciones, pero en muchas de las grandes capitales españolas (otra semejanza con el 14 de abril de 1931) se hizo con el número necesario de concejales para proceder a la elección de alcalde. Palma no fue la excepción: la mayoría absoluta estaba fijada en 14 ediles, justo el número adquirido por el conjunto de las izquierdas, correspondiendo 11 al PSOE, repartiéndose los tres restantes entre el PCE y el PSM. UCD rozó el poder municipal sin poder conseguirlo al quedarse con 13. La derecha franquista, representada por Alianza Popular (AP), lo que hoy es el PP, que presentaba a Gabriel Cañellas como cabeza de lista, se quedó sin representación.
Imagen de la votación de las primeras elecciones de la democracia en Mallorca.
leonor
El seis de diciembre de 1978 se aprobó en referéndum la Constitución actualmente vigente. El Gobierno del presidente Adolfo Suárez había optado, por conveniencia política, por celebrar primero en marzo las elecciones generales, que volvió a ganar casi con los mismos escaños que en 1977, en la frontera de los 170, e inmediatamente después, en los primeros días de abril, las municipales. El recuerdo de lo sucedido el 14 de abril de 1931, con unas elecciones, también municipales, que desahuciaron la monarquía de Alfonso XIII e instauraron la Segunda República, pesaba los suyo. El resultado electoral fue, en muchos aspectos, parecido al de 1931: en números absolutos de concejales, la entonces coalición hegemónica de la derecha, Unión de Centro Democrático (UCD), una amalgama mal cosida de partidos hecha a semejanza de lo que en la República había sido la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), ganó las elecciones, pero en muchas de las grandes capitales españolas (otra semejanza con el 14 de abril de 1931) se hizo con el número necesario de concejales para proceder a la elección de alcalde. Palma no fue la excepción: la mayoría absoluta estaba fijada en 14 ediles, justo el número adquirido por el conjunto de las izquierdas, correspondiendo 11 al PSOE, repartiéndose los tres restantes entre el PCE y el PSM. UCD rozó el poder municipal sin poder conseguirlo al quedarse con 13. La derecha franquista, representada por Alianza Popular (AP), lo que hoy es el PP, que presentaba a Gabriel Cañellas como cabeza de lista, se quedó sin representación.
La accidentada investidura del alcalde Ramon Aguiló
El seis de diciembre de 1978 se aprobó en referéndum la Constitución actualmente vigente. El Gobierno del presidente Adolfo Suárez había optado, por conveniencia política, por celebrar primero en marzo las elecciones generales, que volvió a ganar casi con los mismos escaños que en 1977, en la frontera de los 170, e inmediatamente después, en los primeros días de abril, las municipales. El recuerdo de lo sucedido el 14 de abril de 1931, con unas elecciones, también municipales, que desahuciaron la monarquía de Alfonso XIII e instauraron la Segunda República, pesaba los suyo. El resultado electoral fue, en muchos aspectos, parecido al de 1931: en números absolutos de concejales, la entonces coalición hegemónica de la derecha, Unión de Centro Democrático (UCD), una amalgama mal cosida de partidos hecha a semejanza de lo que en la República había sido la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), ganó las elecciones, pero en muchas de las grandes capitales españolas (otra semejanza con el 14 de abril de 1931) se hizo con el número necesario de concejales para proceder a la elección de alcalde. Palma no fue la excepción: la mayoría absoluta estaba fijada en 14 ediles, justo el número adquirido por el conjunto de las izquierdas, correspondiendo 11 al PSOE, repartiéndose los tres restantes entre el PCE y el PSM. UCD rozó el poder municipal sin poder conseguirlo al quedarse con 13. La derecha franquista, representada por Alianza Popular (AP), lo que hoy es el PP, que presentaba a Gabriel Cañellas como cabeza de lista, se quedó sin representación.
Gabriel Cañellas fracasó en su intento de ser concejal de Palma. Previamente se ofreció a ir con la UCD de Saiz.
M.Massuti
El seis de diciembre de 1978 se aprobó en referéndum la Constitución actualmente vigente. El Gobierno del presidente Adolfo Suárez había optado, por conveniencia política, por celebrar primero en marzo las elecciones generales, que volvió a ganar casi con los mismos escaños que en 1977, en la frontera de los 170, e inmediatamente después, en los primeros días de abril, las municipales. El recuerdo de lo sucedido el 14 de abril de 1931, con unas elecciones, también municipales, que desahuciaron la monarquía de Alfonso XIII e instauraron la Segunda República, pesaba los suyo. El resultado electoral fue, en muchos aspectos, parecido al de 1931: en números absolutos de concejales, la entonces coalición hegemónica de la derecha, Unión de Centro Democrático (UCD), una amalgama mal cosida de partidos hecha a semejanza de lo que en la República había sido la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), ganó las elecciones, pero en muchas de las grandes capitales españolas (otra semejanza con el 14 de abril de 1931) se hizo con el número necesario de concejales para proceder a la elección de alcalde. Palma no fue la excepción: la mayoría absoluta estaba fijada en 14 ediles, justo el número adquirido por el conjunto de las izquierdas, correspondiendo 11 al PSOE, repartiéndose los tres restantes entre el PCE y el PSM. UCD rozó el poder municipal sin poder conseguirlo al quedarse con 13. La derecha franquista, representada por Alianza Popular (AP), lo que hoy es el PP, que presentaba a Gabriel Cañellas como cabeza de lista, se quedó sin representación.
Jerónimo Saiz Gomila, que a punto estuvo de gobernar el consistorio palmesano.
diario de mallorca
El seis de diciembre de 1978 se aprobó en referéndum la Constitución actualmente vigente. El Gobierno del presidente Adolfo Suárez había optado, por conveniencia política, por celebrar primero en marzo las elecciones generales, que volvió a ganar casi con los mismos escaños que en 1977, en la frontera de los 170, e inmediatamente después, en los primeros días de abril, las municipales. El recuerdo de lo sucedido el 14 de abril de 1931, con unas elecciones, también municipales, que desahuciaron la monarquía de Alfonso XIII e instauraron la Segunda República, pesaba los suyo. El resultado electoral fue, en muchos aspectos, parecido al de 1931: en números absolutos de concejales, la entonces coalición hegemónica de la derecha, Unión de Centro Democrático (UCD), una amalgama mal cosida de partidos hecha a semejanza de lo que en la República había sido la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), ganó las elecciones, pero en muchas de las grandes capitales españolas (otra semejanza con el 14 de abril de 1931) se hizo con el número necesario de concejales para proceder a la elección de alcalde. Palma no fue la excepción: la mayoría absoluta estaba fijada en 14 ediles, justo el número adquirido por el conjunto de las izquierdas, correspondiendo 11 al PSOE, repartiéndose los tres restantes entre el PCE y el PSM. UCD rozó el poder municipal sin poder conseguirlo al quedarse con 13. La derecha franquista, representada por Alianza Popular (AP), lo que hoy es el PP, que presentaba a Gabriel Cañellas como cabeza de lista, se quedó sin representación.
El histórico del PSM Sebastià Serra fue sondeado por UCD para hacer alcalde a Jerónimo Saiz.
Diario de mallorca
El seis de diciembre de 1978 se aprobó en referéndum la Constitución actualmente vigente. El Gobierno del presidente Adolfo Suárez había optado, por conveniencia política, por celebrar primero en marzo las elecciones generales, que volvió a ganar casi con los mismos escaños que en 1977, en la frontera de los 170, e inmediatamente después, en los primeros días de abril, las municipales. El recuerdo de lo sucedido el 14 de abril de 1931, con unas elecciones, también municipales, que desahuciaron la monarquía de Alfonso XIII e instauraron la Segunda República, pesaba los suyo. El resultado electoral fue, en muchos aspectos, parecido al de 1931: en números absolutos de concejales, la entonces coalición hegemónica de la derecha, Unión de Centro Democrático (UCD), una amalgama mal cosida de partidos hecha a semejanza de lo que en la República había sido la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), ganó las elecciones, pero en muchas de las grandes capitales españolas (otra semejanza con el 14 de abril de 1931) se hizo con el número necesario de concejales para proceder a la elección de alcalde. Palma no fue la excepción: la mayoría absoluta estaba fijada en 14 ediles, justo el número adquirido por el conjunto de las izquierdas, correspondiendo 11 al PSOE, repartiéndose los tres restantes entre el PCE y el PSM. UCD rozó el poder municipal sin poder conseguirlo al quedarse con 13. La derecha franquista, representada por Alianza Popular (AP), lo que hoy es el PP, que presentaba a Gabriel Cañellas como cabeza de lista, se quedó sin representación.
El seis de diciembre de 1978 se aprobó en referéndum la Constitución actualmente vigente. El Gobierno del presidente Adolfo Suárez había optado, por conveniencia política, por celebrar primero en marzo las elecciones generales, que volvió a ganar casi con los mismos escaños que en 1977, en la frontera de los 170, e inmediatamente después, en los primeros días de abril, las municipales. El recuerdo de lo sucedido el 14 de abril de 1931, con unas elecciones, también municipales, que desahuciaron la monarquía de Alfonso XIII e instauraron la Segunda República, pesaba los suyo. El resultado electoral fue, en muchos aspectos, parecido al de 1931: en números absolutos de concejales, la entonces coalición hegemónica de la derecha, Unión de Centro Democrático (UCD), una amalgama mal cosida de partidos hecha a semejanza de lo que en la República había sido la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), ganó las elecciones, pero en muchas de las grandes capitales españolas (otra semejanza con el 14 de abril de 1931) se hizo con el número necesario de concejales para proceder a la elección de alcalde. Palma no fue la excepción: la mayoría absoluta estaba fijada en 14 ediles, justo el número adquirido por el conjunto de las izquierdas, correspondiendo 11 al PSOE, repartiéndose los tres restantes entre el PCE y el PSM. UCD rozó el poder municipal sin poder conseguirlo al quedarse con 13. La derecha franquista, representada por Alianza Popular (AP), lo que hoy es el PP, que presentaba a Gabriel Cañellas como cabeza de lista, se quedó sin representación.