Llega el invierno y toca poner la calefacción en nuestras casas. Los sistemas de calefacción suponen casi la mitad de la energía que consume el hogar, por eso es importante un uso racional para garantizar el confort y evitar sustos en la factura. Basta con cambiar de hábitos de consumo para lograr un ahorro significativo en las facturas de luz y gas.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) proponen cinco trucos:

1. Ajustar la potencia. Buena parte de lo que pagamos en la factura es la potencia contratada: cada 1,15 Kw de potencia suponen casi 50 euros al año. Por eso es fundamental controlar cuánta potencia contratamos. Si en tu casa nunca han saltado los plomos, ni siquiera cuando pones a la vez la lavadora, el horno o el lavavajillas, es posible que haya margen para contratar menos potencia y así pagar menos.

2. Revisar la tarifa. Una tarifa con Discriminación Horaria puede ser una gran manera de ahorrar. Esta tarifa es aconsejable si eres capaz de concentrar al menos el 30% de la luz que consumes en horario valle (desde las 22 horas hasta las 12 en invierno, y desde las 23 a las 13 horas en verano). El precio en hora valle es alrededor de un 47% más bajo que la tarifa normal, mientras que el precio en hora punta es un 20% más alto. Por cada 5% de tu consumo que lleves al horario valle, ahorrarás casi un 3% más en la factura.

3. Apagar aparatos en 'stand-by'. El consumo silencioso de los aparatos que están "apagados-pero-encendidos" sale más caro de lo que parece. Apagar todo lo que se queda en 'stand-by' (televisiones, ordenadores, equipos de música...) significa ahorrar un 10% de todo lo que se consume. Para un consumo medio (3.500 kWh/año) esto son 52 euros de ahorro, según estima la OCU.

4. Uso inteligente de los electrodomésticos. Seleccionar los programas que funcionan a temperaturas bajas (al calentar el agua es cuando más consumen). La lavadora, por ejemplo, elegir temperaturas entre 40 y 60 grados implica un ahorro del 40% de electricidad. En el caso del lavavajillas, los programas Eco funcionan a unos 50 grados centígrados.

5. Gastar menos en calefacción. Una temperatura en casa de 19 a 21 grados es la razonable. Por la noche es mejor que en los dormitorios baje un poco: entre 15 y 17 grados. Cada grado de más supone un incremento del 7% en el consumo. Un buen mantenimiento de la caldera puede suponer un ahorro de hasta un 15% al año. Los radiadores deben estar limpios y sin muebles que los tapen (dificulta la difusión del aire caliente).

Los radiadores tienen que purgarse al comienzo de la temporada, en otoño, para que no tengan aire dentro (dificulta la transmisión de calor desde el agua al aire exterior).

¿Gas o electricidad?

Instalar una caldera de gas siempre resulta más económico que apostar por una de gasóleo o eléctrica, especialmente si es de condensación. Una decisión equivocada puede suponerte un sobrecoste de más de 650 euros al año.

Para ayudarte a elegir la OCU recomienda:

- Si tu vivienda cuenta con un suministro de gas canalizado, instala una caldera de condensación, que es un 18% más eficiente que una caldera tradicional.

- Sin gas natural:

- Si tienes un piso de menos de 100 m2 y vives en una zona templada, bastará con instalar una calefacción de apoyo: una combinación de radiadores o convectores eléctricos para la calefacción y un termo eléctrico para el agua caliente sanitaria.

- En el caso de que el piso de menos de 100 metros cuadrados está situado en una zona fría, lo más recomendable es instalar un sistema de acumuladores eléctricos para la calefacción (con tarifa de discriminación horaria) y un termo eléctrico para el agua caliente sanitaria.

- Si lo que tienes es una vivienda unifamiliar grande y vives en una zona templada, la mejor opción es instalar una caldera mixta de gas propano, en botella, para la calefacción y el agua caliente, con sus correspondientes radiadores. O bien un sistema eléctrico de convectores, además de un termo eléctrico para el agua caliente.

- En el caso de que esta vivienda unifamiliar estuviese situada en una zona fría, entonces es preferible optar por una bomba de calor eléctrica (también sirve en verano para el aire acondicionado) y un termo para el agua caliente.