No podrá decirse que fue el mejor fichaje de la centenaria historia del Real Mallorca, pero sí fue uno de los más mediáticos; levantó expectación y, también, suspense. Luis Alberto Díaz Rebaneira -‘Chango’ Díaz-, firmó por el club bermellón que presidía Juan de Vidal y Salvá la temporada 1972-73 exactamente un año después de que fuera anunciado su fichaje a bombo y platillo.

El argentino había pisado el césped del Lluís Sitjar, vistiendo la elástica mallorquinista, una noche de agosto de 1971. El Mallorca, que militaba en Segunda División, disputaba un amistoso contra el Liverpool y la directiva buscaba un jugador capaz de animar a la afición, ansiosa desde 1970 de retornar a la máxima categoría. En su debut -no oficial- con el Mallorca, a Chango le salieron las cosas de la mejor manera: marcó tres goles y encandiló a los aficionados, que no dudaron en apodarle el ‘Pelé blanco’.

Pero los trámites para llevar a cabo su fichaje se complicaron, pues en aquella época no se permitía la contratación de extranjeros en Segunda División, a no ser que acreditaran su condición de oriundos, descendientes de españoles.

La ascendencia española de Chango cuidó de encontrársela el Barón de Vidal, cuyo título nobiliario había comprado, atribuyéndole unos abuelos con raíces catalanas. Respecto a este punto, Chango siempre desmintió que él hubiera manifestado en su día que su “abuelo era de Celta y la abuela de Osasuna”, como se hizo leyenda. Mientras se tramitaba el embrollo federativo, el jugador tuvo que volver a su club, el Peñarol de Montevideo.

El 28 de julio de 1972 llegó a Mallorca, recibido en loor de multitudes y gran despliegue mediático, ataviado con una elegante chaqueta a cuadros y corbata, saludando y posando para la prensa y afición. Así se ponía fin al largo culebrón.

Futbolísticamente, el jugador presentaba un destacado palmarés. Nacido en Santiago del Estero (Argentina) el 17 de agosto de 1942 -aunque Chango nunca quiso confesar su edad ni a sus amigos más íntimos- empezó a patear el balón en las calles de la populosa barriada ‘8 de abril’ donde vivía su familia. A los 13 años fichó por el equipo filial del Atlético Mitre, y a los 16 debutó con el primer equipo. Chango -que significa chiquillo o chaval- despuntó como hábil goleador (25 goles). En la temporada 62-63 fue traspasado al San Lorenzo de Almagro para debutar con el equipo de Primera dos temporadas más tarde. Una lesión le dejó fuera de la selección argentina en los Juegos de Tokio. Después militó en el Unión Santa Fe, San Lorenzo, Oro de Guadalajara y Peñarol antes de aterrizar en Mallorca.

Chango vivió una temporada 72-73 más bien decepcionante, pues el equipo -que tuvo como entrenadores a José Luis Saso y a Juan Carlos Forneris- acabó décimo.

Chango siguió en el Mallorca la siguiente campaña 73-74, con una renovada plantilla, que tampoco ofreció los resultados apetecidos (fueron decimoprimeros) y dando paso a una Liga 74-75 en la que se consumó el desastre del descenso a Tercera.

Aquel año, fichó por el Poblense que presidía José Alorda Ríos y entrenaba su compatriota y exmallorquinista Forneris. Fijó su residencia en sa Pobla, con su esposa Francis Alaniz y sus dos primogénitos Fernando y Edda; en sa Pobla nacieron sus otros dos hijos, Darío y Walter. Y en sa Pobla descansa, desde el 2 de diciembre de 2012, aquel Chango Díaz que defendió con dignidad y estima los colores del Poblense hasta la temporada 1978-79. En sa Pobla encontró su acomodo familiar y social, la estima, respeto y admiración de un pueblo orgulloso de tenerle como un pobler más.