El de 1959 no fue un verano cualquiera en el Lluís Sitjar. Después de cuajar un impecable ascenso a Segunda el equipo comenzó a ver la luz, y no únicamente por la inauguración de la iluminación eléctrica del feudo mallorquinista, que colocó al club a la altura de los mejores de España; sino porque iba a firmar la mejor temporada del Mallorca en sus 44 años de historia, consiguiendo el primer ascenso a Primera División después de toda una vida dando tumbos entre Segunda y Tercera. Fue un verano en el que el equipo rojillo incorporó a once jugadores, como Zamora -hijo del mítico portero-, Guillamón, Bolao, Oviedo o Mir -por el que el Poblense recibió cien mil pesetas- con la mirada fijada en conseguir el ascenso a Primera.

En todo el relato de aquella temporada tiene un papel protagonista el presidente Jaume Roselló, que asumió la dirección del club cuando militaba en Tercera División, cambió toda la plantilla -a excepción del pollençí Forteza- y, dos años después, consiguió que el Mallorca compitiera en Primera. En el plano deportivo, gran parte del mérito es de Juan Carlos Lorenzo, un entrenador que hasta entonces nunca se había sentado en un banquillo y proclamó al equipo dos años seguidos campeón de Tercera y de Segunda.

No le iba a resultar fácil al equipo mallorquín colocarse en la élite del fútbol español. Por entonces, la categoría de plata se dividía en dos grupos de 16 equipos y solo los dos campeones subían de forma directa a Primera. Antes de la última jornada, el Mallorca ocupaba la segunda posición a un punto del líder, el Córdoba. Necesitaba una derrota del conjunto andaluz para ascender, y así fue. El Córdoba cayó ante el San Fernando en un partido con polémica, ya que Homar y Vila -ambos jugadores mallorquines del Córdoba-, fueron agredidos por sus propios aficionados. El Mallorca no desaprovechó la ocasión y venció por 1-2 en el antiguo campo del Vallejo contra el Levante. Mir abrió el marcador a los diez minutos de juego y Rodríguez anotó el segundo gol tan solo ocho minutos después. Joseíto redujo la diferencia por parte de los locales en la segunda mitad, pero ese iba a ser el último movimiento en el marcador. El Mallorca sumó los dos puntos que necesitaba, firmando así el primer ascenso del conjunto bermellón a la máxima categoría del fútbol nacional. El 17 de abril de 1960 se consumó el mayor logro del club hasta entonces. El equipo titular que jugó esa cita histórica, a cuyos protagonistas se les conoce como los ´héroes de Vallejo´, fue el formado por Zamora; Guillamón, Diego, Cobo; Bolao, Currucale; Czoka, Mir, Laguardia, Oviedo y Rodríguez, en una formación que dibujaba un 3-2-5, nada habitual hoy en día.

La afición llevó en volandas al equipo hacia el ascenso, ya que cerca de mil mallorquinistas acompañaron al equipo en su último desplazamiento de la temporada. Mayúscula fue la fiesta en el muelle, con decenas de miles de aficionados esperando la llegada del barco que trajo de vuelta a los jugadores que consiguieron el ascenso. Los que allí estaban cuentan que fue apoteósico, algo inenarrable. El sueño se convirtió en realidad, el Mallorca vivió su primer gran momento y ya podía presumir de ser un equipo de Primera.