La neumonía covid-19 se informó por primera vez en Wuhan, Hubei provincia de China a finales de diciembre de 2019. Al principio los europeos pensábamos que China estaba muy lejos y que dicha enfermedad no llegaría a nosotros. Pronto comprobamos cómo la enfermedad se extendió rápidamente por todo el mundo llegando a producir una pandemia de consecuencias devastadoras. Sabemos que la transmisión de la covid-19 es a través de gotitas de flugge (toser) y por fómites, es por ello que las medidas de prevención son fundamentales mediante el uso de mascarillas, lavado de manos y distancia social. Si tenemos en cuenta que el embarazo es una situación inmunológica especial, caracterizada por una mayor susceptibilidad a algunas enfermedades infecciosas, incluidas las respiratorias. Es por todo ello que pensamos que las mujeres embarazadas pueden tener mayor riesgo de padecer enfermedad respiratoria aguda por infección por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) en comparación con la población general. En pandemias anteriores se ha visto que las embarazadas tenían mayor susceptibilidad para la infección de las mismas con evolución de la enfermedad peor comparándola con mujeres no embarazadas, incluso apareciendo complicaciones obstétricas no despreciables.

Pero en la práctica clínica vemos que todo lo dicho no se cumple ya que las mujeres embarazadas parece que tienen una susceptibilidad de contagio de covid-19 semejante a la población general y el curso clínico de la enfermedad es similar a las mujeres no embarazadas. Se ha estudiado la repercusión del coronavirus en gestantes del primer trimestre objetivando que no hay un aumento de abortos en nuestras pacientes. También se ha estudiado la relevancia de padecer coronavirus durante el tercer trimestre de embarazo, apreciando un aumento de parto prematuro y recién nacidos con bajo peso al nacer. 

No obstante, no se ha evidenciado que exista transmisión vertical del coronavirus en mujeres diagnosticadas en el tercer trimestre de embarazo, esta afirmación significa que si una mujer tiene la enfermedad por coronavirus durante el último tramo de la gestación, dicho virus no atraviesa la barrera placentaria por lo que los recién nacidos en general no padecerán la enfermedad. Sí existen casos conocidos de recién nacidos con coronavirus pero se cree que es por transmisión de la madre tras el nacimiento.

Respecto a la reproducción humana cabe destacar que se ha encontrado coronavirus en semen de pacientes con dicha enfermedad, no obstante en los estudios actuales no se ha podido comprobar que exista virus en los líquidos foliculares, óvulos o secreciones vaginales, aunque actualmente están abiertos numerosos estudios en busca de mayores conclusiones. Por todo ello, en las clínicas de reproducción humana se han cambiado algunos protocolos adaptándonos a las evidencias actuales, de tal manera que los pacientes deben rellenar un cuestionario de salud sobre la existencia de sintomatología del coronavirus así como si han tenido algún contacto estrecho etc. 

En ningún momento podemos transferir embriones o realizar inseminación artificial en una mujer con síntomas de coronavirus, otra medida de seguridad es la realización de una PCR de CoV-2 48 horas antes de la punción folicular para extracción de los ovocitos. 

Respecto al semen, los pacientes no deben entregar la muestra de semen si tienen sintomatología de infección por covid y deben recoger la muestra en su casa en la medida de lo posible. 

Actualmente estamos realizando una actividad normal en el Instituto de Fertilidad IFER siempre llevando a cabo las medidas de seguridad indicadas. Las pacientes subsidiarias de técnicas de reproducción asistida comienzan a mostrar inquietud por la seguridad de la vacunación durante o tras realizar un tratamiento para conseguir quedar embarazadas. Las vacunas que se comercializan actualmente en España son vacunas de ARNm, no de virus vivos atenuados por lo que no se cree que aumenten el riesgo de infertilidad, aborto, muerte fetal o anomalías congénitas. Cabe señalar que las mujeres embarazadas y lactantes fueron excluidas de los ensayos iniciales de fase III de estas vacunas, por lo que los datos de seguridad específicos en estas poblaciones aún no están disponibles. La decisión del empleo de la vacuna en mujeres embarazadas o durante la lactancia materna debería hacerse con la valoración de un profesional sanitario para evaluar individualmente los beneficios y riesgos según cada caso.

La vacunación

La recomendación del Ministerio de sanidad español es que en el caso de mujeres que planean quedarse embarazadas en el futuro, y dado que la vacuna frente al covid-19 actualmente disponible es una vacuna de ARNm que no contiene virus vivos, es muy probable que no ocasione problemas en el feto ni en la embarazada. En cualquier caso, si se está planeando un embarazo, como medida de precaución, se pueden esperar dos semanas tras la administración de la segunda dosis 

En caso de que una paciente decida vacunarse durante un tratamiento de reproducción asistida, la Sociedad Española de Fertilidad recomienda, como medida de prudencia y tal y como recomienda el Ministerio de Sanidad, posponer la inseminación o transferencia embrionaria dos semanas tras la administración de la segunda dosis. No se considera necesario interrumpir el proceso de estudio, la estimulación ovárica, la obtención de gametos o la generación de embriones. 

Aunque no hay ninguna indicación de problemas de seguridad en la vacunación de embarazadas, no hay evidencia suficiente para recomendar su uso durante el embarazo. Si la embarazada tiene alto riesgo de exposición o alto riesgo de complicaciones, puede valorarse la vacunación de manera individualizada. En mujeres con alto riesgo de complicaciones de covid-19 y no puedan evitar el riesgo de exposición, se podrá valorar el riesgo-beneficio de la vacunación.

Instituto de Fertilidad

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