El estado de conciencia cambia significativamente durante las etapas del sueño profundo. Lo ha demostrado un estudio en que una resonancia magnética ayuda a desentrañar los misterios del sueño. Los científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, y las universidades de Ginebra, de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y Ruhr-Universität Bochum, en Alemania, han unido fuerzas para investigar la actividad cerebral durante el sueño con la ayuda de resonancias magnéticas y han comprobado que el cerebro es mucho más activo de lo que se cree, según publican en la revista Science.

El estado de conciencia cambia significativamente durante las etapas del sueño profundo, al igual que lo hace en coma o bajo anestesia general. Los científicos han creído durante mucho tiempo, pero no podían estar seguros, que la actividad cerebral decae cuando dormimos.

La mayoría de las investigaciones sobre el sueño se llevan a cabo utilizando electroencefalografía (EEG), un método que implica medir la actividad cerebral a través de electrodos colocados a lo largo del cuero cabelludo del paciente. Sin embargo, Anjali Tarun, asistente de doctorado en el Laboratorio de Procesamiento de Imágenes Médicas de la EPFL dentro de la Escuela de Ingeniería, decidió investigar la actividad cerebral durante el sueño utilizando imágenes de resonancia magnética o MRI.

Según Dimitri Van De Ville, quien dirige el laboratorio, «los escáneres de resonancia magnética miden la actividad neuronal al detectar la respuesta hemodinámica de las estructuras en todo el cerebro.

Los datos de actividad cerebral de unas treinta personas se cubrieron durante un período de casi dos horas mientras los participantes dormían en una máquina de resonancia magnética. «Dos horas es un tiempo relativamente largo, lo que significa que pudimos obtener un conjunto de datos raros y confiables -señala Tarun-. Las resonancias magnéticas realizadas mientras un paciente está realizando una tarea cognitiva suelen durar entre 10 y 30 minutos».

Después de verificar, analizar y comparar todos los datos, lo que encontró Tarun fue sorprendente. «Descubrimos que durante las etapas ligeras del sueño, es decir, entre cuando te duermes y cuando entras en un estado de sueño profundo, la actividad cerebral general disminuye, pero la comunicación entre las diferentes partes del cerebro se vuelve mucho más dinámica -añade-. Creemos que eso se debe a la inestabilidad de los estados cerebrales durante esta fase».

Van De Ville agrega que lo que realmente les sorprendió fue «la paradoja resultante. Durante la fase de transición del sueño ligero al profundo, la actividad cerebral local aumentó y la interacción mutua disminuyó. Esto indica la incapacidad de las redes cerebrales para sincronizarse», relata.